(Continuación) Siendo otras Placa conmemorativa de la primera circunnavegación. Catedral; Monumento Milla Cero de la Primera Vuelta al Mundo) y las que cuelgan.
‘Viaje
al centro de la Tierra’, 1864
Esta otra novela es todo un tratado de geología y paleontología de la época decimonónica y por tanto, está plagada de aciertos y errores. Entre los primeros la hipótesis cualitativa de que la temperatura aumenta conforme se desciende a sus profundidades, algo que ya sabían todos los mineros del mundo desde hacía muchos años y siglos; y entre los segundos, los errores, hasta tres le ofrezco.
Uno, el cálculo cuantitativo que hace de dicho aumento
térmico, resulta que a 70 km de profundidad la temperatura no es de 26 ºC como
él predijo, sino de algunos centenares de grados. Dos, la constitución y
estructura interna que le presupuso al planeta, con enormes cavidades a gran
profundidad en las que existirían una flora y una fauna antidiluvianas; un tipo
de vida que resulta del todo imposible, por diversos motivos científicos en los
que no entraremos.
Y tres, el hecho de salir del centro de la Tierra por un volcán, bueno, qué quiere que le diga, demasiado pirotécnico quizás, aunque muy efectivo y efectista eso sí. Pero lo importante es que ambos, aciertos y errores, cuentan no en vano la ciencia se compone de errores que, a su vez, son los pasos hacia un acierto.
A modo
de conclusión
Mucho me temo que en la actualidad los jóvenes no leen a Verne
o lo leen poco, parece que se llevan más las historias de hechizos y
anillos mágicos, de escuelas de brujería y vuelos en escobas, vamos de general
entontecimiento pseudohistórico-mistérico. Ya me entiende. Lo malo de esto es
que resulta entendible, tiene su razón de ser, por el hecho de que su lectura
apenas exige pensar y, por supuesto, mucho menos razonar.
Sí, a lo mejor es por eso, y en ese caso sólo cabe esperar que se trate de una moda porque si no, a lo peor, resulta que tiene su razón de ser. Quien sabe. Es más, puede que sea la misma que hace que en los albores del siglo XXI, las credulidades y supersticiones más simples y memas sigan existiendo y prosperando.
Como que la gente siga consultando horóscopos y cartas
astrales, creyendo en el terraplanismo, viendo fantasmadas “ikerizadas”
o visitando curanderos. En definitiva poniéndose en manos de desalmados que
juegan con su miedo, su ignorancia y sus carencias; unos viles embaucadores que
terminan por arrebatarles siempre la bolsa, a veces la salud y por desgracia,
en ocasiones, la vida.
Algo que ni siquiera Julio Verne, con su
demostrada sagacidad e indudable clarividencia, hubiera previsto y predicho
para nuestros días. Y es que ya está dicho: Las personas están repletas de
imaginarios seres imaginados. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue
publicado el 10 de abril de 2023, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA,
del diario digital Sevilla Actualidad.
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