lunes, 11 de abril de 2016

Cometa Halley, 11 de abril de 1986

Es decir se cumplen hoy treinta (30) años de lo que les voy a contar.

1986 fue el año en el que nos visitó por última vez el cometa Halley, de nombre oficial 1P/Halley, y cuando la sonda espacial europea Giotto se acercó para echarle una ojeada a su helado núcleo.

Y el día 11 de abril, el de máximo acercamiento del cometa a nuestro planeta en su excéntrico periplo por el espacio exterior.

Se llegó a encontrar a seis coma noventa y nueve millones de kilómetros (6 990 000 km) y a cero coma ochenta y seis unidades astronómicas (0,86 ua) del astro.

Aunque dicho así lo pudiera parecer, no es ni con mucho la vez que más se ha acercado. Cuenta en los anales astronómicos que en el 837 a.C., pasó a sólo unos cinco millones de kilómetros. Precaución.

Y como este cometa grande y brillante orbita alrededor del Sol cada 75-76 años de promedio, es de suponer que no pasará de nuevo cerca de la Tierra hasta el año 2062. Ya veremos quien anda por aquí para entonces.

Ponga un Halley en su vida
O dos. Lo digo porque se trata de un cometa que, dado el valor de su periodo, bien puede aparecer dos veces en la vida de un ser humano.

Por ejemplo le ocurrió al humorista y escritor estadounidense Mark Twain (1835-1910), cuyas fechas de nacimiento y muerte ocurrieron muy próximas a las de las apariciones del cometa en los años 1835 y 1910.

Un polifacético e inquieto Twain que mostró bastante interés por la ciencia y la tecnología de su época. Conocida es la gran amistad que mantuvo durante muchos años con el ingeniero, físico e inventor serbio Nikola Tesla (1856-1943), cuyo laboratorio visitó en numerosas ocasiones.

O el cortometraje que le filmó en 1909 el inventor estadounidense T. A. Edison (1847-1913), cuando lo visitó en su casa de Redding, Connecticut.

Por no citar los tres inventos que patentó, uno de ellos realmente exitoso. Consistía en un libro de fotos autoadhesivas que tenía pegamento seco en las páginas y que solo había que humedecer ligeramente.

O la temática de su obra de 1889, Un yanqui en la corte del Rey Arturo, que como seguro estoy que sabe, está protagonizado por un viajero en el tiempo.

Un estadounidense que por circunstancias, lleva el conocimiento tecnológico del siglo XIX y su ideología republicana y protestante, nada menos que al siglo VI en la corte de Rey Arturo.

Un tipo de argumento que con el tiempo se convirtió en ucronía, una especie de subgénero de la ciencia ficción...

... Pero me temo que si le interesa el tema, ha de continuar usted por su cuenta. Yo solo pretendía decirle que tal día como de hace treinta años fue uno de esos que cuentan para la ciencia.




2 comentarios :

Luisa Mora dijo...

Me gustan los temas que escoge y la forma en la que escribe

Anónimo dijo...

Yo lo vi junto a mi padre en abril del '86, tenía 8 años por entonces :) parecía una nubecita brillante en plena noche... lo seguimos durante toda una semana. El próximo perihelio será el 28 de julio de 2061, 9 días después de mi cumpleaños número 83. Mi padre ya no vive, me conformo con llegar vivo a la noche de ese día para ver de nuevo nuestro cometa... moriría feliz :C