sábado, 2 de abril de 2016

Marie-Sophie Germain (3)

(Continuación) O quizás no tanto.

El motivo de este distanciamiento epistolar bien podría estar en el nombramiento como profesor de astronomía en la Universidad de Göttingen, que Gauss obtuvo en 1808 y su natural interés, ahora, por las matemáticas aplicadas.

En la última carta que ella le mandó, le comentaba un resultado muy importante sobre la teoría de números. Es el teorema que hoy lleva su nombre, pero él no respondió a esa carta. Fue la última.

Gauss y Germain nunca se conocieron personalmente.

Matemáticas y Física
Una de las mayores contribuciones de Germain a la teoría de números fue su aportación al llamado Último Teorema de Fermat, y que es conocida como el Teorema de Germain.

Una demostración que fue descrita, por primera vez, en esa carta sin respuesta a Gauss, y que tuvo una importancia significativa, ya que restringía de forma considerable las soluciones del de Fermat.

De hecho fue el resultado más importante desde 1738, hasta las contribuciones del matemático alemán Ernst Kummer (1810-1893) en 1840.

No hay que olvidar que se trata de un mítico problema, cuya demostración ha retado a matemáticos de todos los tiempos, durante más de tres (3) siglos. Que se dice pronto.

Bueno pues el de ella, fue el primer paso de esa demostración.

Y no fue ésta su única contribución en el campo de las ciencias. También por el difícil campo de las matemáticas aplicadas a la Física, se sintió atraída Marie-Sophie.

En 1808, el científico alemán Ernst Chladni (1756-1827) presentó en París sus experiencias sobre las vibraciones en superficies elásticas. Espolvoreando arena en una placa y rasgueándola con un arco de violín formaba unos patrones, llamados figuras de Chladni.

Corresponden al siempre complejo fenómeno de interferencia de ondas, hoy conocido como ondas estacionarias.

La arena se concentraba donde las vibraciones eran más débiles, formando figuras geométricas que, por aquel entonces, nadie era capaz de explicar desde el punto de vista matemático.

De ahí que sabedora de que el fundamento matemático de la teoría de la elasticidad en dos dimensiones no era un asunto menor, la Academia Francesa de las Ciencias convocara un concurso para formular una teoría matemática, que explicara las vibraciones sobre superficies elásticas.

Se fijó un plazo de entrega de dos años. Pero casi ningún matemático participó y hasta tres (3) veces hubo que convocarlo.

Aunque en todas las ediciones participó, no fue hasta la tercera, en 1816, cuando Sophie Germain ganó el concurso. Consistía en una medalla de oro de un kilogramo (1 kg) de masa. (Continuará)




1 comentario :

Anónimo dijo...

Tiene razón es una hacedora de la ciencia. Felcidades por el blog