lunes, 6 de julio de 2015

Ada, Madre del software (y 2)

(Continuación) Era el primer telar programable con tarjetas perforadas, que guardaban todas las órdenes necesarias para realizar el dibujo deseado. Y al que Ada modificó para que aquellas actuaran una y otra vez, y así estampar repetidamente el mismo motivo a lo largo de la enorme pieza de tela.

Una operación que realizaba de forma automática y perfecta, y cuyo correcto funcionamiento apenas exigía de un trabajador, más que una pequeña parte de la atención que requerían otros telares. Cosas del progreso.

Como lo fue que el método de su telar, se convirtiera en el paradigma de la primera máquina computacional, desarrollada por Charles Babbage. Y no le exagero nada.

Al parecer, a determinado diseño de una especie de mosaico algo impreciso y formado por unos diminutos cuadros azules y blancos, los sastres lo llamaban a finales del siglo XIX y principio del XX, el “estampado a cuadros de Ada”.

Lo hacían, es de suponer, en honor a una señora que a su entender, había conseguido que el telar del comerciante Jacquard, tejiera álgebra pura.

Así que entre moderna costura, última técnica y matemáticas, andaba la cosa del telar. O eso dice la literatura.

Y hablando de matemáticas, los algoritmos de Ada también permitieron calcular los números de Bernoulli.

... los números de Bernoulli y de Jakob
Lo que nos da una idea de sus afinados conocimientos matemáticos y su enorme capacidad para crear un programa, un programa de verdad. Algo mucho más complejo y ambicioso que los pequeños programas realizados por el propio Babbage.

De los números de Bernoulli tan solo añadir que constituyen una sucesión de números racionales con importantes conexiones en teoría de números. No es lugar éste para ellos.

Y de quien los llamó así, Abraham de Moivre (1667-1754), tan solo decirles que fue un matemático francés conocido por su fórmula, fórmula de Moivre, y por predecir el día de su muerte, a través de un cuidadoso cálculo matemático.

Lo que dicho así tiene tirón de más para un “enroque”. Ya lo creo que sí. Una llamada morbosa que, no obstante, no debo atender ahora. Por lo que no lo haré.

Y de Jakob (Jacob, Jacques o James) Bernoulli, el primer matemático que estudió estos números, advertirles que forma parte de la saga de los Bernoulli, así que precaución. Además es el autor de la curva llamada ‘lemniscata’ (1694), en cuya forma está basada el símbolo de la notación matemático infinito, . ("Hasta el infinito y más allá").

De esta manera los algoritmos de Ada extrapolaban la primitiva estrategia fabril a una máquina de calcular.

De su programa para calcular los números de Bernoulli, que más tarde sería considerado el primer “programa de computadora”, ella misma decía que “tejía patrones algebraicos de la misma manera que el telar teje sus flores y hojas”. Ciencia y Arte.

Y de un símbolo a otro
Nuestra Hacedora hace también una mención en sus Notas, sobre la existencia del cero (0) o estado neutro en las tarjetas perforadas.

Lo que es reseñable ya que por aquel entonces, las tarjetas representaban en la máquina de Babbage a números decimales y no a binarios. Ocho (8) perforaciones equivalían entonces a ocho (8) unidades.

Fue una idea tan avanzada -la que les comentaba al principio sobre reutilizar las tarjetas encargadas de cierto procedimiento, cada vez que fuera necesario y dentro de un mismo programa-, que tuvo que pasar un siglo para que se desarrollara otra que la superara.

Dicho de otro modo, se había sacado de la manga el invento de las subrutinas, pieza clave en la programación de los modernos ordenadores. No les digo más. (Continuará)




1 comentario :

un seguidor dijo...

¿Por qué dice que hay que tener precaución con la saga de los Bernoulli?