Y es que, como todo en esta vida, presenta ventajas e inconvenientes. No hay duda alguna que, esto que llamamos tiempo, es un asunto complejo. Y el hombre lo sabe. No desde que es hombre, no. Pero sí desde los tiempos de San Agustín, Padre de la Iglesia.
Abro paréntesis sobre la complejidad.
Porque si se piensa bien, al fin y al cabo, de lo que estamos hablando no es más que de un segundo, de un suspiro como quien dice. Ya. Pero un suspiro que, estarán conmigo, a veces puede ser decisivo en nuestras vidas y comportarse, además, como un prisma con muchas caras, al que atraviesa la luz.
Un suspiro subjetivo, objetivo y decisivo
Así, un segundo, puede durar una eternidad, ser subjetivo, tener naturaleza psicológica y manifestar un carácter único. En definitiva, ser el resultado de la imprecisión astronómica y la imprevisibilidad humana. Pero también puede durar un solo segundo, ser objetivo, tener naturaleza física y mostrarse idéntico a todos los demás. En definitiva, ser un sofisticado producto de la precisión atómica.
No. No todos los segundos están uniformados. Ni siempre todos duran lo mismo. Aunque sean segundos atómicos. Lo sabemos desde principios del siglo pasado, cuando nos lo enseñó un genio. El tiempo pasa más despacio en un vehículo que se mueve a mucha, mucha, velocidad.
Qué cosas tan curiosas es capaz de descubrir el hombre. Qué listo es. Cierro el paréntesis sobre la complejidad. Y a lo que iba.
Cuando más arriba les apuntaba que un segundo puede ser decisivo, les aseguro que no exageraba lo más mínimo. Por ejemplo en atletismo, no por un segundo (1 s), sino por muchísimo menos, por centésimas de segundos (0,01 s), se baten récord del mundo de, por decir una prueba cualquiera, los cien metros (100 m) lisos.
Es así y los cronómetros están para eso. Ni engañan ni perdonan, son máquinas. Una centésima convierte a un dorsal anónimo en un héroe mundial de las pistas. Y es una centésima, ¡no les digo si hablamos de todo un segundo!
Para que se haga una idea, en ese intervalo de tiempo la ONU estima que nacen cinco (5) humanos, mueren dos (2) y tienen lugar algo más de mil (1000) encuentros sexuales.
A ese ritmo de acciones, involuntarias unas y voluntaria otra, echen las cuentas y verán por qué la población mundial está en lo que está.
Ventajas y defensores segunderas
Les decía que con el segundo adicional, ocurre lo mismo que sucede en la mayoría de los asuntos humanos. Hay gente que está a favor, porque le ven sobre todo ventajas, y gente que está en contra, porque sólo le ven inconvenientes. Natural.Y ya lo hemos dicho. El método del segundo intercalar tiene sus ventajas.
Una de ellas es que nos ofrece la posibilidad de, no solo añadir un segundo como hemos visto, sino la de restarlo, si la rotación de la Tierra se acelerara ligeramente.
En este caso los relojes atómicos sencillamente saltarían de las 23:59:58 a las 00:00:00. No es que sea algo frecuente, pero puede ocurrir y, en ese caso, tenemos una buena solución de ajuste horario.
Desde el punto de vista de los profesionales que lo defienden, en el bando de los que quieren que permanezca la intercalación de este segundo, se encuentran dos, que a mi entender destacan.
Uno, el de los astrónomos, interesados por varios motivos en que el tiempo de la Tierra siga ajustado al de sus relojes. Otro, el de los navegantes, que aún están obligados por las leyes náuticas a salir a la mar con cartas de navegación y sextantes.
Y a nivel de países, ya se los adelantaba, entre otros: Japón y Reino Unido.
Sobre Reino Unido y el tiempo GMT
Una necesidad -la de uniformar en todo el mundo la medida del paso del tiempo- que pronto el hombre comprendió que había que satisfacer.Lo exigían así, no sólo el desarrollo del ferrocarril y el telégrafo, como rápidos medios de transporte y comunicación, sino el hecho de ser compartido por diferentes naciones. (Continuará).
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