miércoles, 1 de abril de 2015

Preguntas sobre la caja negra de un avión (3)


(Continuación) Y se está ensayando un nuevo sistema de registro on line, que trasmite todos los datos obtenidos del vuelo, vía internet, a centros de control en tierra. Se trata con ello de preservar pruebas del vuelo y evitar que se pierda información valiosa en la investigación de accidentes aéreos.

Porque las cajas negras no son ni infalibles, ni indestructibles. Pueden fallar y de hecho fallan. Un fallo en la caja negra que grababa las conversaciones entre los pilotos, en el avión de Air Algérie que se estrelló en Mali, complicó y no poco, conocer las causas del accidente.

Es ésta la tercera entrega y, aunque no son pocas las respuestas ya dadas, aún quedan preguntas que hacernos: ¿Dónde van colocadas estas cajas en el avión? ¿Por qué son de unos colores tan llamativos? Y si tienen esos colores, ¿por qué se las siguen llamando cajas negras?

Otro sí ¿De dónde procede el color original? ¿Desde cuándo existen las cajas negras? ¿Quién las inventó? Ya, ya. Lo sé. Esto es lo más parecido a la historia de nunca acabar. Pero es lo que tiene la ciencia a diferencia de la creencia.

Por cada respuesta dada, al hombre curioso le surgen tres o cuatro nuevas preguntas. Cómo me gusta la ciencia.

¿Dónde van colocadas y por qué son de un color tan llamativo?
Por lo general se sitúan en la parte trasera del avión ya que, estadísticamente, está comprobado que es la parte que menos daño recibe en caso de colisión.

Y ya las han visto. A pesar de su literario nombre no son negras sino que tienen colores chillones, pues suelen ser amarillas, anaranjadas o rojas y, por lo general, fosforescentes. Unas características ópticas encaminadas todas ellas a un mismo y evidente fin.

Que no es otro que el de hacerlas lo más visibles posible y desde la mayor distancia, entre los restos del siniestro. Y nada mejor para ello que esos colores y esa propiedad lumínica de la fosforescencia, de la que algo estudiamos en los tiempos bachilleres, junto con la fluorescencia.

Ambos fenómenos son dos tipos de luminiscencias que comparten idéntico mecanismo físico de comportamiento, pero que se diferencian tanto en el tiempo (τ) que transcurre entre la absorción y la emisión de los fotones de energía, como en la forma de hacerlo.

Luminiscencia es cualquier proceso de emisión de luz, motivado no por una alta temperatura sino que, por el contrario, tiene lugar en condiciones de temperatura ambiente o, incluso, baja. Es una especie de “luz fría” la que provoca la emisión de radiación lumínica.

Y así se considera fluorescencia a la luminiscencia causada por la radiación ultravioleta (UV) y con un tiempo característico de valor τ < 0,000 000 01 s (10-8 s). Y fosforescencia, a la luminiscencia que perdura una vez suprimida la excitación y tiene un tiempo característico de valor τ > 0,000 000 01 s (10-8 s).

Un retraso fosforescente que se produce de forma continua y que puede tener lugar durante horas. Así es como podemos ver en la oscuridad las manecillas de los relojes o a algunos juguetes, ya que están pintados con sustancias fosforescentes.

Y volvamos a lo que nos trae, a las cajas negras, ¿por qué se la sigue llamando así y no caja naranja?

¿Por qué se llaman caja negra y no caja naranja?
Me imagino que por la fuerza de la costumbre. Esa inercia que los humanos mostramos a aceptar determinados cambios.

Que ya no son negras es un hecho evidente que salta a la vista, y eso no tiene vuelta de hoja, entonces, ¿por qué persistimos en nombrarlas con ese color?

Tengo para mí, que como sucede con otras palabras y expresiones, con el paso del tiempo ‘caja negra’ tiene ya significado propio, independiente del color. Así que las llamamos ‘caja negra’, aunque sean de otro color, ¿qué problema hay?

Bien, de acuerdo, aceptamos pulpo como animal de compañía, pero sigue habiendo un problema. Es indudable que esta respuesta no hace más que posponer en el tiempo, un inevitable y nuevo “por qué” subyacente: ¿De dónde procede esa expresión? (Continuará)




No hay comentarios :