Porque, por lo ya analizado, para un mismo corredor una canción no siempre resulta igual de estimulante.
Curiosamente el doctor desaconseja que se escuche la radio en los gimnasios mientras se entrena y, preguntada su opinión sobre el tema de la película Chariots of fire, para correr, muestra su disidencia.
Como es bien sabido este tema, compuesto en 1981 por Vangelis, es para muchos la canción perfecta para correr y está en el templo de los clásicos para esta actividad.
Sin embargo Karageorghis no es de la misma opinión.
Él, este privilegiado sitio se lo reservaría a la colorida canción Mais que nada, de Sergio Mendes. Cada maestrillo tiene su librillo, les decía. Y que para gusto los colores, les digo ahora.
Música y ciencia
Donde sí hay cierto consenso es en la relación directa que existe entre el ritmo de la música oída y el ritmo deseado para la carrera. Y las experiencias realizadas demuestran, que no sólo se puede acelerar o disminuir el paso de los corredores de acuerdo con los beat de la música.
Sino que se puede mantener en esa cadencia mientras el sonido continúe; incluso en las ocasiones en las que la frecuencia sea más alta o más baja que la habitual.
En ambos casos los corredores se alineaban con la música. De modo que conforme más rápido quiera correr, más enérgico debe ser el ritmo de la música que cargue en su iPod.
De hecho, el laboratorio del doctor Max Doneland ha diseñado una aplicación para móviles en las que el corredor no tiene más que marcar sus objetivos de velocidad y resistencia. Et voila. Un algoritmo no muy complicado, seleccionará por él la música que mejor se adapte a la carrera que vaya a realizar.
Ciencia y tecnología, música y deporte al servicio del hombre. Guau.
Sin embargo, no todos los deportistas son iguales
No. No lo somos. Depende, todo depende. En función de sus variables existenciales, el corredor necesitará unos temas u otros o, por qué no, podrá disfrutar y beneficiarse incluso del silencio mientras corre. Dicen que el silencio es oro.
El análisis de los datos obtenidos hace pensar que, cuanto más novato sea un corredor, más dependerá de la música. Algo que puede comprobar la próxima vez que salga a la calle.
Ya me dirán si es cierto que son los jóvenes corredores los que llevan incorporados, mayoritariamente, los cascos.
De los atletas con cierta experiencia y edad, no tienen por qué ser de élite, se dice que son corredores del tipo “asociadores”. Es decir, que tienden a concentrarse en sí mismos mientras entrenan. Ellos no lo hacen con los auriculares puestos. No los necesitan.
Del resto de los corredores se dice que son, en su mayoría, “disociadores”. O lo que es lo mismo, que buscan estímulo y distracción en lo que ocurre a su alrededor, mientras corren. Lo necesitan para vencer el esfuerzo que les supone correr.
Visto de alguna forma, para los primeros, estos son unos “advenedizos” recién llegados, digamos. Es una forma de ver.
Además de esta dependencia inversa del beneficio musical con el nivel del atleta, también parece desprenderse del análisis de los datos obtenidos, que los beneficios derivados de la escucha musical, disminuyen a medida que sube la velocidad de la carrera.
De forma que mientras más rápido se corra, menor será el impacto de la música en el rendimiento. Un aspecto curioso que analizar.
Y ya para ir acabando. Estoy convencido que una idea sobrevuela por su cabeza, mientras lee estas entradas. Una idea negativa sobre el uso de cualquier gadget que permita oír música cuando se hace deporte.
El daño físico generado en nuestro cuerpo, derivado del volumen al que se escucha y del tiempo durante el que se hace.
No es de extrañar que si ambos son elevados, por ejemplo, correr durante más de una hora con el volumen de la música muy alto, nos termine originando un problema de sordera, en un principio temporal.
Desde el sentido común, un remedio para minimizar este efecto consiste en dejar las canciones para el final, para cuando realmente se necesite de un estímulo fuerte que nos ayude a terminar la carrera.
Una propuesta de 'play list'
Es la guinda del pastel. Por supuesto que ésta que les doy no es mía. Ya me conocen, nunca osaría a ofrecer algo así. Es, ya se lo imagina, del doctor Karageorghis y sólo un extracto de la lista completa que tiene en una cuenta muy conocida de un diario español, también conocido. Ahí va, que corran bien:
Eye of the tiger, Survivor (109 BPM)
Don’t stop me now, Queen (154 BPM)
Beat it, Michael Jackson (139 BPM)
Push it, Salt-N-Pepa (130 BPM)
Pump it, Black Eyed Peas (154 BPM)
Born to run, Bruce Springsteen (148 BPM)
The power, Snap (109 BPM)
The best, Tina Turner (104 BPM)
Physical, Olivia Newton-John (124 BPM)
I’m sexy and I know it, LMFAO (130 BPM)
I like the way, BodyRockers (128 BPM)
Lose yourself, Eminem (88 BPM)
Jump, Van Halen (130 BPM)
Single ladies, Beyoncé (97 BPM)
Run to you, Bryan Adams (126 BPM)
Don’t stop the music, Rihanna (123 BPM)
Blame it on the boogie, The Jackson 5 (113 BPM).
Ya me contarán que tal les ha ido.
3 comentarios :
Estoy totalmente de acuerdo. La música ayuda cuando viene ese pensamiento de "no puedo más", pero sí que puedes. Aunque yo prefiero la radio para correr, programas donde hablen.
Patricia yo prefiero la radio para andar
¡Hola!
La música popular en todas partes. Ejecutar la música es muy bueno durante el ejercicio.
Estas son las canciones que uso a menudo.
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