Ayer mismo les acababa de contar la historia de Lady Montagu, toda una pionera médica ya que fue la introductora de la vacuna de la viruela en Europa, además de poetisa de cierto mérito.
Una vida la suya les decía, propia de un espíritu libre y muy difícil de vivir en su época, máxime siendo mujer.
Pues bien. Hoy les traigo una historia real novelada de la vacuna antivariólica, descubierta en 1796 por el investigador, médico rural y poeta inglés Edward Jenner (1749-1823).
Un descubrimiento trascendental y definitivo para combatir la viruela, que como enfermedad se había convertido en una terrible epidemia en varios continentes.
Sin embargo había un grave inconveniente.
Como medicamento no resistía las extremas condiciones que imponían los largos desplazamientos y las difíciles condiciones de transporte. De modo que llegaban estropeadas, y por tanto ineficaces, a los sitios donde se necesitaban.
Y así hubiera sido de no haber mediado el médico militar español Francisco Javier Balmis (1753-1819), quien con tenacidad infinita e imprescindible locura, difundió la vacuna de la viruela. Un hito en la historia de la medicina y una empresa alucinante.
Con una idea nueva para su época, el Dr. Balmis decidió probar suerte y, partiendo de La Coruña rumbo a Las Américas con el propósito de llegar a Asia, llevó consigo la carga más preciada e impensable que pensarse pudiera.
Niños huérfanos que servirían como portadores de la vacuna, formando una ininterrumpida cadena de inmunización por contagio.
Bueno no les destripo la historia. Recuerden que Los Hijos del Cielo es una novela, pero que está basada en hechos reales. Su autor es el biólogo, periodista y novelista Luis Miguel Ariza y está publicada en Martínez Roca, 2010.
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