sábado, 7 de enero de 2012

¿Es cierto que Santa Claus viste de rojo por decisión de la Coca Cola? (y II)

(Continuación) Otra historia falsa más, que unir a la de los cocodrilos en las alcantarillas de New York o la de los móviles y las palomitas.

A la del supuesto origen español de Walt Disney o la de la autoestopista fantasma.

A la del monstruo del lago Ness o el abominable hombre de las nieves o Yeti.

A la de la homeopatía o el poder curativo de las pulseras.

Una ristra interminable de credulidades, pseudociencias, supercherías y medicinas alternativas con la que intentan timarnos unos vendedores de humo.

El mundo de lo paranormal que vemos y leemos en los medios de comunicación
Un mundo de ignorancia que lo mismo se mueve por el Año Cero, que se traslada al Cuarto Milenio o vuelve del Más Allá. Eso cuando no está en la tarea de los Enigmas sin resolver o en busca de un Mundo desconocido.

Que les voy a decir de ellos sin han hecho suya es la frase de “Hasta el infinito y más allá”. Que, estarán conmigo, es todo un símbolo de la estulticia humana.

Un despropósito acientífico que pueden realizar estos ganapanes de las pseudociencias, gracias a la imprescindible colaboración de los medios de comunicación: radio, prensa, televisión, etcétera.

Un mundo en el que se mueven determinados divulgadores, autodenominados investigadores científicos de lo paranormal

Y en el que muchos, lo único que demuestran investigar -con poca ciencia por cierto, pero con mucho arte por otro lado-, es la forma de apropiarse del dinero de ustedes. Precaución.

No es más que un mundo de robacapas y mercanchifles, a la busca y captura de un público ingenuo, la mayoría de las veces indefenso. 

A veces necesitado de salud, otras sobrado de soledad, en muchas ocasiones ignorante de conocimiento y siempre confiado de talante. Ojo avizor.

Un público al que, como poco, estos mercaderes le roban el dinero y, si se descuida, también la salud. 

Un auténtico despropósito social que puede tener consecuencias graves. Caución, por tanto, con ellos.



1 comentario :

Unai Rivas Campo dijo...

No termino de entender la sengunda parte de tu artículo. Me parece de poco fuste que mezcles la tan interesante anécdota sobre el traje de papa noel, con una retahíla de insultos a aquellos que no se guían por el método científico en la búsqueda del conocimiento. No es que no acuerde contigo, pero me parece que el método científico tiene suficientes falencias propias que corregir como para jugar a la neoinquisición 2.0. Los fanatismos son pésimos, vengan estos de donde vengan.

Igual, gracias por la data y felicidades por la página.

Saludos desde el sur del sur.