Si atendemos a lo que dice la creencia popular y a nuestra propia experiencia, diríamos que sí.
Pero si lo pensamos con detenimiento y racionalidad debemos decir, pues que no.
Que no es lo que nos dicen, que no puede ser. Que no es el mar el que suena ahí dentro.
¿Qué se ha dejado el mar en el interior de una caracola? Es evidente que cualquier cosa menos el ruido de su oleaje. Entonces, ¿qué es lo que se escucha?
Ahora bien, cuando las ondas penetran en un objeto semicerrado como una caracola, entonces algunas de ellas empiezan a reflejarse en sus paredes, una y otra vez, antes de salir. Unos rebotes que amplifican su intensidad o sea aumentan su volumen. Por eso es que, ahora, sí lo podemos oír.
Es que suena más alto, porque resuena en su interior. Aunque no mucho. Sigue siendo necesario acercar la oreja para percibirlo.
Es un fenómeno conocido en física como resonancia mecánica. De modo que lo que oímos son las ondas del sonido ambiente, amplificadas por el fenómeno de la resonancia. Nada de oleaje del mar.
De acuerdo. Pero, ¿por qué se oyen las olas?
Pero ¡ojo! no se equivoque. Este mismo fenómeno lo podemos apreciar si utilizamos un vaso o una jarra, y es una de las explicaciones del funcionamiento de algunos instrumentos musicales, como la guitarra.
En definitiva, el sonido del oleaje marino no está dentro de las caracolas. Lo que oímos no procede de su interior, sino del exterior. No es más que el aire que entra y sale con su volumen amplificado por resonancia.
Cualquier otra respuesta es un cuento para niños, una credulidad para ingenuos u otra magufería más para incautos. (Continuará)
Pero si lo pensamos con detenimiento y racionalidad debemos decir, pues que no.
Que no es lo que nos dicen, que no puede ser. Que no es el mar el que suena ahí dentro.
¿Qué se ha dejado el mar en el interior de una caracola? Es evidente que cualquier cosa menos el ruido de su oleaje. Entonces, ¿qué es lo que se escucha?
¿Qué es lo que se escucha?
Lo que oímos no es ni más ni menos que el conjunto de sonidos y murmullos, es decir ondas mecánicas, que se propaga a nuestro alrededor. El ruido ambiente que nos envuelve y que por ser de baja intensidad, nos resulta imperceptible en condiciones normales, es decir, cuando nos llega directamente al oído.Ahora bien, cuando las ondas penetran en un objeto semicerrado como una caracola, entonces algunas de ellas empiezan a reflejarse en sus paredes, una y otra vez, antes de salir. Unos rebotes que amplifican su intensidad o sea aumentan su volumen. Por eso es que, ahora, sí lo podemos oír.
Es que suena más alto, porque resuena en su interior. Aunque no mucho. Sigue siendo necesario acercar la oreja para percibirlo.
Es un fenómeno conocido en física como resonancia mecánica. De modo que lo que oímos son las ondas del sonido ambiente, amplificadas por el fenómeno de la resonancia. Nada de oleaje del mar.
De acuerdo. Pero, ¿por qué se oyen las olas?
¿Por qué se oyen las olas?
Dado que el aire que penetra en la caracola lo hace de forma fluctuante, por oleadas, entrando y saliendo, y que la resonancia en su interior se produce con la misma cadencia, quien se pega una caracola a la oreja tiene la sensación de que está oyendo las olas del mar, con su sempiterno ir y venir. Ésa es la razón.Pero ¡ojo! no se equivoque. Este mismo fenómeno lo podemos apreciar si utilizamos un vaso o una jarra, y es una de las explicaciones del funcionamiento de algunos instrumentos musicales, como la guitarra.
En definitiva, el sonido del oleaje marino no está dentro de las caracolas. Lo que oímos no procede de su interior, sino del exterior. No es más que el aire que entra y sale con su volumen amplificado por resonancia.
Cualquier otra respuesta es un cuento para niños, una credulidad para ingenuos u otra magufería más para incautos. (Continuará)
2 comentarios :
¿Es lo mismo oir que escuchar?
holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
bueno te queria decir que no se escucha el mar pero si la ggggggggggggggggggalaxiaaaaaaaaa
atte. La presidenta del blog
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