Ya saben que en estos
primeros días de octubre, la Real Academia Sueca de la Ciencia suele anunciar las concesiones de los Premios Nobel del año, y en lo que va de semana ya ha hecho lo
propio con las categorías de Medicina y
Fisiología, Química y Física, en unos ceremoniosos actos que
tienen lugar en Estocolmo.
Y en concreto, estas
dos últimas disciplinas, han venido este año del Señor de 2018 con sendas y
gratas sorpresas ya que, entre sus galardonados, va incluida una mujer. Así es, tal cual lo lee. Una presencia
femenina que ya de la que va, no se suele prodigar por estos lares ni muchísimo
menos. Vamos que ni por asomo y a las pruebas me remito.
Basta con echar una
ojeada al listado de estos premios científicos a lo largo de sus 118 años de
existencia y hacer unos simples cálculos, los bajos números obtenidos resultan
demoledores. Aunque mejor será que vayamos con orden y empecemos por donde se
debe, por el principio que no es otro que el momento actual y por orden casi alfabético
de categorías.
Premio Nobel de Física de 2018
Según el fallo de su
jurado, el Premio Nobel de Física de
2018 ha sido concedido de forma compartida al estadounidense Arthur Askin (1922), el francés Gérard Mourou (1944) y la canadiense Donna Strickland (1959), por sus “invenciones innovadoras en el campo de la
física láser”.
Dejando a un lado el
contenido científico del premio, enrocaremos en días venideros algo de su más
que prometedor fondo, me gustaría centrarme ahora en el continente del mismo,
en ciertas peculiaridades de su forma.
No ya en el hecho de que
sea compartido, que es la primera de lapeculiar terna que les traigo. En el
estado actual de desarrollo de la ciencia,
así en número singular aunque con significado plural, es lo lógico y coherente.
No puede ser de otra manera, es así.
De modo que no es en
la compartición sino en el reparto que se hace del mismo, la segunda
peculiaridad, donde me centraré. Resulta que en realidad, el cincuenta por
ciento (50 %) del importe del premio le corresponde al científico Arthur Ashkin, que a sus noventa y seis
(96) años se ha convertido en la persona más anciana que gana un Nobel de cualquier categoría.
En particular Ashkin
ha sido reconocido “por inventar la pinza
óptica, un instrumento científico capaz de captar y mover partículas, átomos,
virus y otras células sin dañarlas mediante el empleo de haces de luz”. (Continuará)
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