Espermatozoide, embarazo y piscina

Pero además, tenemos un argumento más que añadir.

¿Puede embarazarse o no, por este sistema? Argumento químico

El tercero es de naturaleza química. Para que se lleve a cabo una fecundación, la concentración de espermatozoides presentes en el líquido seminal no puede ser inferior a un mínimo.

Por los últimos datos que disponemos, se requieren al menos de unos veinte millones de espermatozoides por mililitro (20 000 000/ml) de semen. Si no, el asunto está difícil.

Por ejemplo, es sabido que en el líquido preseminal existe una cantidad mínima de estas células, un hecho éste que disminuye, y de forma notable, la posibilidad de embarazo.

Este líquido es el que se produce en las glándulas de la uretra para lubricarla y generar las condiciones necesarias para que los espermatozoides puedan ser expulsados.

Además, y esto puede que no sea tan conocido, los espermatozoides no se llevan muy bien con las vaginas. Tal como lo lee.

Aunque le resulte irónico, más del noventa por ciento (90 %) de los espermatozoides de la eyaculación se mueren en la vagina antes de llegar a las trompas de Falopio. Y es que el ambiente de la vagina es relativamente ácido (pH ≈ 6), una evolutiva medida higiénica.

Tras ser introducido en el cuerpo de la mujer, el esperma puede seguir siendo fértil entre cuarenta y ocho y setenta y dos horas (48-72 h), pero sólo en las condiciones físico-químicas adecuadas que proporcionan los días de la ovulación.

En ese periodo de tiempo el pH vaginal está por encima de 6 (la acidez apropiada para un espermatozoide oscila entre 7 y 7,5), y la temperatura entre los treinta y siete grados Celsius (37 º C) y los treinta y siete y medio (37,5 º C).

De ahí que un hombre, que cuente con menos de veinte millones de espermatozoides por mililitro de semen, sea considerado estéril o infértil.

¿Qué valores se pueden considerar normales en un varón adulto?

Lo cierto es que no existe consenso. Y así, con respecto al volumen de semen, se considera normal si está comprendido entre 1,5 y 5 ml por eyaculación.

De los espermatozoides, su concentración varía entre veinte y ciento cincuenta millones por mililitro. Y de éstos, por lo menos el sesenta por ciento (60 %) deben tener forma normal y mostrar un movimiento natural hacia adelante, es lo que se conoce como motilidad.

Sin embargo, la forma de interpretar estos y otros resultados, así como los rangos de los valores normales, pueden variar entre laboratorios. De modo que lo mejor es que, por nuestra parte, lo dejemos aquí.

En cualquier caso, el alto valor de la concentración de espermatozoides que expulsa el macho, es ya un primer indicativo de lo difícil que resulta alcanzar el óvulo, en condiciones normales. No le digo si, además, lo pasamos por agua.

De modo que ya tenemos respuesta al falaz mito de la maternidad mientras se baña. Es muy, muy, muy, muy improbable quedarse embarazada en esas circunstancias.

Observe el amable lector, de un lado, el uso insistente que hace quien esto escribe, de la baja probabilidad de que ocurra este hecho. Y, de otro, el nulo uso de la negación de su imposibilidad.

Para un científico siempre lo improbable antes que lo imposible.

De vueltas con el tal Don Agustín

No. No me he olvidado. No les he contado lo que nos dijo en la clase. Más o menos apuntaba en esa dirección.

Él nos apostilló al final de su explicación, y a modo de sentencia, que una mujer puede quedarse embarazada, perfectamente, mientras se baña en la piscina, en el baño de su casa, en el río o en el mar. Vamos que podía hacerlo, incluso, subida en la copa de un pino.

Pero eso sí. Siempre que el pene de un varón estuviera introducido en su vagina y eyaculara dentro.

Sí, estoy con usted, no era muy sutil el tal Don Agustín. Pero yo creo que su intención era buena y no otra que la de mandar un aviso a inexpertos navegantes en las cosas del querer.

El sexo seguro, es lo más seguro.

Lo que nos lleva a otra interesante cuestión ¿Puede quedarse embarazada una mujer, si mantiene relaciones en el agua?