Pintado por Francisco de Goya en 1779, se trata de un cartón para tapiz y pertenece a la tercera serie que el genial pintor realizó para la parte central del dormitorio de los Príncipes de Asturias en el Palacio del Pardo de Madrid, España.
Desde el punto de vista artístico decirles que, al decir de los expertos, es el más grande de toda la serie y en él, Goya, demuestra su dominio de la perspectiva, de la luz y del color.
Consigue un perfecto equilibrio entre los personajes y el espacio, obteniendo una extraordinaria adecuación de los volúmenes. También crea en el espacio, por vez primera, nociones de lejanía y proximidad.
Un rigor pictórico y geométrico del que no todos somos conscientes.
El motivo de su enroque científico salta a la vista. Se debe a la temática que representa. Recoge fielmente un partido de pala entre un grupo de cortesanos.
Lo que no está tan a la vista es la, en opinión de algunos, oculta imaginería sexual que el cuadro tiene. Pero ése es un terreno en el que no me gustaría entrar. Prefiero no moverme por lugares que no me son naturales.
Sabido es que fuera del agua no respira el pez. Y tan solo sé algo del agua…
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