Se encuentra en el recinto de La Isla de la Cartuja (41092) y está comprendida entre la calle dedicada a Juan Bautista Muñoz (1745-1799), ilustrado valenciano ligado a la fundación en 1785 del Archivo General de Indias de Sevilla y la de Francisco de Montesinos.
Así que, desde el punto de vista geográfico, la calle está bien, bien, situada ya que es de todos sabido, que el nombre que terminó teniendo el nuevo continente descubierto por Cristóbal Colón fue América.
Y es así porque deriva de Américo, Américo Vespucio. Lo lleva en honor a él. Y claro, la pregunta lógica es, ¿por qué? ¿Por qué se llama así y no, por ejemplo, Colombia o Colonia?
Es más ¿Quién fue Américo Vespucio? ¿Qué méritos hizo? ¿Qué tiene que ver en esa historia del nombre del continente? Vayamos por parte.
Américo Vespucio, apasionado de los viajes
Del señor Américo Vespucio (1454-1512), a ciencia cierta, sabemos que fue un florentino que, desde 1489, trabajó en Sevilla como administrador de una agencia bancaria y comercial de la poderosa e influyente familia de los Médicis. Esa era su profesión, la que le permitía vivir, porque su afición iba por otros derroteros. Vespucio era un apasionado de los viajes hacia esas tierras que, decían, estaban más allá del océano. De ellas le atraía todo. Su fauna, su flora y, naturalmente, las gentes que la habitaban, su naturaleza, su cultura, etcétera.
De ahí que no es de extrañar que, durante esta estancia sevillana, conociera a Cristóbal Colón, con quien compartía tanto la pasión por el viaje a Asia, como la lectura de los escritos que, el viajero y mercader veneciano Marco Polo (1254-1324), había hecho de sus viajes a Asia, Catai y Cipango.
Sin embargo, tenían serias discrepancias acerca de los viajes.
Una de ellas era la posibilidad de realizar ese viaje, navegando hacia el oeste, con la que estaba obsesionado Colón. A su entender, resultaría demasiado largo para que fuera factible. Ni siquiera utilizando las nuevas y poderosas carabelas portuguesas, se podría llegar tan lejos.
Y visto así no estaba equivocado.
La propia lectura de Marco Polo y los cálculos de Tolomeo y Alfagrano, le tenían convencido de que la Tierra no era tan pequeña como pensaba Colón. De modo que jamás, navegando hacia occidente, se lograría llegar a Asia en tan solo treinta días, como pensaba el genovés.
Lo dicho, no erraba en su pensamiento. Claro que, como Colón, él también desconocía la existencia de todo un continente en medio de Europa y Asia. Un desconocimiento afortunado para ambos.
Así que llegar llegó, si bien, no donde Colón pensaba. De modo que estaban equivocados los dos.
Hasta aquí lo que, como les decía más arriba, se puede afirmar de forma certera sobre el señor Vespucio. A este respecto hay consenso.
Algo que no se puede afirmar, de lo siguiente que les voy a contar. Que Américo Vespucio fue un experimentado navegante. (Continuará)
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