(Continuación) Elementos cuyas reservas en forma de mineral, distan mucho de ser consideradas inagotables en nuestro planeta. Y que por diversas circunstancias son, además, caros, muy caros.
Y más que lo estarán, conforme pase el tiempo. Un material por tanto de gran importancia estratégica.
De modo que es muy posible que si los encontramos en la Luna, nuestro futuro tecnológico dependa, en gran medida, de su exploración y posterior explotación.
Agua, H2O: fuente de vida
Y por último está el descubrimiento de agua (H2O) que en 2008, realizó la primera sonda lunar india. Un descubrimiento con un significado y trascendencia que a nadie escapa y sorprende. Como tampoco sorprende el hecho de que no se hubiera descubierto hasta entonces. Casi cuarenta (40) años después de haber estado allí por primera vez. La razón es evidente.
Las seis misiones Apolo sólo llegaron a explorar un mínimo territorio lunar, un porcentaje infinitesimal de la superficie total del satélite. Natural por tanto que pudiera pasar inadvertida.
Si lo piensa se trata de una mera cuestión estadística. Las probabilidades de haber dado con ella son las mismas que las de encontrar una aguja en un pajar.
Y esbozada una respuesta a los motivos causales de una vuelta a la Luna, pasemos a buscar otra para los temporales, ¿Cuándo y quiénes podrían volver?
¿Cuándo y quiénes podrían volver?
Como se pueden imaginar todo es una cuestión de necesidad, conocimiento, oportunismo y economía.Aunque en el Ártico y el Antártico, se encuentran algunas de las mayores reservas energéticas aún sin explotar, sólo es cuestión de tiempo que el He-3 de la Luna se convierta en una alternativa energética de futuro.
Una alternativa a largo plazo para tener presente, pero una alternativa. Todo depende.
Tres cuartos de lo mismo podemos decir de las “tierras raras”, cada vez más imprescindibles en nuestros aparatos electrónicos y la tecnología punta que los produce.
Al problema que plantea su escasez ya comentado, han de saber que, en la actualidad, el ochenta por ciento (80%) de la producción mundial de estas sustancias se obtiene de un solo país: China.
Y como es lógico, ella es la que marca el precio de mercado. Un precio que no deja de subir.
Un monopolio que no es bueno para el mercado.
Recuerdo que este tema ya ha sido enrocado en más de una ocasión y desde diferentes enfoques. Uno de ellos el de justicia social.
Nadie ignora el gran negocio que genera su extracción de las entrañas de la tierra, y las crueles condiciones laborales en las que se encuentran los hombres y niños que la realizan.
Auténticas condiciones de esclavitud en pleno siglo XXI. (Continuará)
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