(Continuación) Este es el lado bueno del proyecto. El malo proviene de la propia naturaleza de las
partículas a detectar, los esquivos neutrinos.
Dado su pequeño
tamaño y mínima masa -se estima que tienen menos de la milmillonésima parte
(0,000 000 001) de la masa de un átomo
de hidrógeno, que es el átomo más pequeño- el neutrino apenas interactúan con la materia que conocemos.
O lo hacen de
modo imperceptible para nosotros.
Por ilustrarles
este fenómeno, mientras usted lee estas líneas, le están atravesando billones de
neutrinos sin que experimente la menor transformación. Actúan como si de invisibles
fantasmas se trataran.
De ahí la
importancia de este observatorio en el Polo Sur que, rodeado de agua de gran
transparencia, aumenta las posibilidades de captar estas colisiones.
Unas colisiones
que generan una muy pequeña emisión de luz conocida como luz de Cherenkov, cuyo conocimiento resulta fundamental en este
asunto.
A qué dudarlo
que habrá que volver sobre este tema. Aunque algo se ha enrocado ya.
Hemos hablado
de neutrinos, materia oscura, supernovas,
agujeros negros, etcétera, sin duda aún queda mucha tela que cortar de este
paño cósmico en el que vivimos.
Pero eso será en
otra ocasión. Hoy seguiremos hablando de los polos de la Tierra. Porque seguro
que saben que tenemos dos polos: Polo Norte
y Polo Sur.
Bueno en
realidad tenemos cuatro: dos geográficos
y dos magnéticos. Mejor será que
empecemos por el principio ¿Qué son los polos de la Tierra?
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