(Continuación) Ayudante que fue de Robert Koch (1843-1910), considerado uno de los fundadores de la bacteriología y galardonado con el Premio Nobel de Medicina en 1905 por sus trabajos sobre la tuberculosis al descubrir el bacilo que la produce (Buscar en el blog).
Volviendo a Petri, publicó su invento en un artículo titulado ‘Una pequeña modificación de la técnica de cultivo de Koch’ de 1887 y donde exponía su placa plana como alternativa a la engorrosa bandeja cubierta con una campana, usada hasta entonces para los cultivos sólidos, de su maestro Koch.
Y de la placa al concurso
Sólo a modo de pinceladas sepa que las bases del concurso son sencillas, entre ellas: deben crearse utilizando sólo microbios vivos; han de crecer en agar, sustancia de origen marino; estar sobre una placa de Petri, material de vidrio de laboratorio; se deben observar a simple vista, sin necesidad de microscopio; y, por supuesto, se deben realizar en el entorno controlado de un laboratorio, ya sabe.
La idea original del
concurso se la puede imaginar: los microbiólogos pensaron, no faltos de
razón que, si la naturaleza a lo largo de toda la historia de la humanidad había
inspirado al arte, porqué la microbiología, una disciplina que la estudia, no
podía convertirse en una fuente de inspiración más.
Planteado así, ¿por qué
no?, la microbiología es la ciencia encargada del estudio y análisis de
los microorganismos (procariotas y eucariotas simples), unos
seres vivos no visibles al ojo humano, solo lo son a través del microscopio,
también conocidos como microbios. Pues pensado,
hecho y adiós a los agravios comparativos. Le muestro un par de ejemplos más,
auténticas maravillas.
Dos placas: ‘Fu(n)ji-san’ y ‘Una vista
de Florencia’
La primera es del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón donde vemos un volcán en una isla rodeada de corales y la tituló así, jugando con las palabras, de ‘fungi’ (hongo, en inglés) y el monte Fuji, en volcán está en 3D
Entre los materiales que
utilizó, además de colorantes alimentarios me constan: un microorganismo rojo
para el coral; el moho ambiental Cladosporium cladosporioides para la
montaña; y otro moho, Aspergillus ochraceus, que genera esporas muy
parecidas a la arena de la playa.
La segunda placa es, ni
más ni menos, lo que dice su título y donde se conjugan el Ponte Vecchio
y un skyline de Florencia, perfectamente trazados. Ya sabe, de un lado, el
puente medieval de tres arcos sobre el italiano río Arno, quizás uno de los
pocos puentes habitados que se conservan.
Y del otro, parte de una línea del cielo florentino, creo que desde la elevada posición de la Piazzale Michelangelo. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras
en negrilla y cursiva, si desean ampliar información
sobre ellas.
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