[Esta entrada apareció publicada el 22 de septiembre de 2023, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
(Continuación) Unas [tecnologías] basadas en principios y teorías que ahora ni siquiera podemos imaginar, pero que nos permitirán desarrollar dispositivos que hoy nos parecerían fruto de la magia y lo sobrenatural; básicamente la misma impresión que recibiría un habitante de la Edad Media que fuese trasladado de repente al mundo actual y se encontrase rodeado de aviones supersónicos, pantallas de LCD, teléfonos móviles, videojuegos o antibióticos. Igualita, igualita.
Clarke creía en el progreso, en las inmensas
posibilidades que el futuro deparará al ser humano y por supuesto, al escribir
esto, tenía en mente la existencia de civilizaciones extraterrestres. Le
gustaba jugar con la idea de una civilización mucho más avanzada que la
nuestra, con manifestaciones y poderes poco menos que divinos a nuestros ojos.
Existe toda una rama de la ciencia ficción, que a su vez es una variante
del fecundo tema del “primer contacto”, y que viene a ser una formulación
implícita de esta ley; a este respecto Asimov lo consideraba “el adivino
más atinado del futuro”.
Otras leyes de Clarke. Precisamente, en la comentada revisión de Perfiles del futuro de 1973, donde aparece la tercera ley, el escritor anticipaba que no serían más que tres y lo comentaba con humor: “Como tres leyes fueron suficientes para Newton, he decidido modestamente parar aquí también”, o algo así, genio y figura sin duda. Un expreso y manifiesto homenaje formal al que está considerado como el hombre más influyente en toda la historia de la humanidad, que no obstante a Clarke no impidió seguir escribiendo nuevas leyes en los apéndices de diversos escritos, si bien ya de manera más informal y mostrando un magnífico sentido del humor, vea si no esta manita.
“La gente se
acostumbra fácilmente a lo que parece magia, sin preocuparse por entender cómo
funciona”, lo que no deja de ser preocupante, pues a quienes la ciencia les
parece magia, la magia (el pensamiento mágico) puede parecerles ciencia
(pensamiento racional). Solo así se explica el paradójico auge de las seudociencias
en plena era tecnológica.
“Leer manuales de computadora sin el hardware es tan frustrante como leer manuales de sexo sin el software”. Bromas aparte, no está mal traído. “Cualquier profesor que pueda ser sustituido por una máquina, debería ser sustituido por una máquina”. Sin duda estos tres adagios han traspasado, no solo los límites de su obra, sobre todo la tercera, sino que trascienden el ámbito de la ciencia ficción y pasado directamente a la ciencia tradicional, convirtiéndose así en inspiración de científicos y tecnólogos. Le completo lo prometido: “Estoy seguro de que el universo está lleno de vida inteligente. Simplemente ha sido demasiado inteligente como para venir aquí”. "La magia es solo ciencia que no entendemos aún".
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