(Continuación) a) Los movimientos celestes son sencillos, uniformes, eternos y circunferenciales, si bien algunos pueden estar compuestos de varios ciclos (epiciclos); b) El centro del universo se encuentra muy cerca del Sol.
c) Orbitando alrededor de él y por orden de aproximación
se encuentran Mercurio, Venus, la Tierra, la Luna, Marte, Júpiter y Saturno
(aún se ignoraba la existencia de Urano y Neptuno). d) Las estrellas son
objetos distantes que permanecen fijos y no orbitan alrededor del Sol.
e) La Tierra presenta tres movimientos: rotación diaria,
traslación anual y precesión anual; f) El movimiento retrógrado de los planetas
es explicado por el movimiento de la Tierra; g) La distancia de la Tierra al
Sol es pequeña comparada con la distancia a las estrellas.
No obstante y a pesar de la trascendencia que su obra tuvo, acabó con el geocentrismo de la astronomía tolemaica, en realidad el objetivo de Copérnico era más humilde pues solo pretendía simplificar el modelo tradicional. Que, la verdad sea dicha, había llegado ya a un estado de insoportable complejidad.
Insoportable porque para poder justificar las continuas
nuevas observaciones de las trayectorias de los siete cuerpos errantes, eran
necesarias unas ochenta circunferencias (epiciclos, excéntricos y
ecuantes) que, supuestamente, explicaban los movimientos aparentes de
los mismos.
Una complejidad que sin embargo no aportaban previsiones lo suficientemente exactas de los mismos; de ahí que pensara en la hipótesis heliocéntrica, y con la simple sustitución de la Tierra por el Sol como centro del universo, manteniendo intacto el resto del esquema, eliminar así muchas de las dificultades y simplificar su esquema.
Revolución
copernicana
Evidentemente con su obra, y en trazo grueso, puso negro sobre blanco no solo la base para
revolucionar de manera definitiva la astronomía, fue precursora de grandes
cambios científicos, sino también para cambiar irreversiblemente la cosmovisión
del ser humano en la época del Renacimiento. Con razón Copérnico es
considerado “padre de la astronomía moderna”.
En su nueva mirada el hombre y la Tierra ya no eran el
centro físico del universo aunque seguíamos siendo su centro racional, vamos
que el universo estaba a nuestra razonada disposición para irlo descubriendo.
Es la primera herida que la ciencia inflige al orgullo
humano, la primera humillación grave a su amor propio que recibe por parte de
la investigación científica: el modelo heliocéntrico nos dice que el ser humano
no está en el centro del Universo, ¡ay! es nada. Y lo peor es que no será la
astronómica, la única herida que sufra el narcisismo humano. Avisado queda. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue
publicado el 22 de mayo de 2023, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA,
del diario digital Sevilla Actualidad.
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