(Continuación) Uno en el que la Tierra orbita alrededor del Sol; es decir, la antítesis del hasta ahora imperante sistema geocéntrico o tolemaico, en el que los movimientos de todos los cuerpos celestes tenían como centro a nuestro planeta.
Una obra editada en muy pocas copias manuscritas que
circuló entre los estudiosos de la astronomía de la época, confiriendo a Copérnico
fama de astrónomo notable a pesar de que estaba basada, fundamentalmente, en el
estudio de textos y datos ya establecidos.
Destacar que sólo se tiene constancia de que, a lo largo
de toda su vida, el polaco realizara algo más de medio centenar de
observaciones; pocas quizás para haber emitido tan revolucionario atrevimiento
astronómico, su modelo heliocéntrico para nuestro sistema solar.
Algunas
vicisitudes del modelo heliocéntrico
Una fama que hizo que en 1513 fuera invitado a participar en la reforma del calendario juliano y, en 1533, Johann Albrecht Widmannstetter diera unas conferencias en Roma basadas en su hipótesis heliocéntrica, que despertaron el interés de cardenales y el propio papa Clemente VII.
Lo despertaron y bien porque solo tres años después, en
1536, el cardenal Schönberg le escribía desde Roma urgiéndole a que
hiciera públicos sus descubrimientos y, sobre todo, a que le mandara una copia
para él; una petición por cierto que era única pues los rumores acerca de lo
que afirmaba su novedosa teoría circulaba por aquel entonces en toda Europa.
Pero Copérnico, aunque tenía casi completada su
obra, no lo terminaba de ver claro y, a pesar de la presión que recibía desde
diferentes entornos sociales, retrasó todo lo que pudo la publicación de su
libro. Y lo hizo tanto por miedo a la crítica científica como a la censura
religiosa, quizás a partes iguales.
‘De
revolutionibus orbium coelestium’, 1543
Aunque el texto parte del Almagesto de Tolomeo -mantiene sus conceptos de universo finito y esférico, y de movimientos circunferenciales como los únicos apropiados a la naturaleza de los cuerpos celestes-, también contiene otras tesis que lo contradicen, como las relacionadas con la ubicación del centro del universo y la existencia de más de uno para explicar todos los movimientos celestes. Precaución.
Así que, consciente de lo novedoso de sus ideas y temeroso de las críticas y represalias que podían suscitar al hacerse públicas, decide no entregarla hasta el último momento.
Como seguro sabe, De
revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas
celestes), escrita a lo largo de unos veinticinco años de trabajo (1507-1532),
vio su primera edición en 1543, el mismo año de la muerte del autor y muy pocas
semanas antes. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El
original de esta entrada fue publicado el 15 de mayo de 2023, en la sección DE
CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.
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