Un sistema de ecuaciones cuyas soluciones nos determinan la cantidad de metano que produce un animal, independiente de cuando haya vivido, en función de su masa, única variable de la que depende esta cantidad.
Y todos los resultados obtenidos apuntan a que los dinosaurios, podrían haber producido suficiente metano como para contribuir, de forma sustancial, al aumento de temperatura de la Tierra. Una explicación plausible del importante cambio de clima que se produjo en el Mesozoico.
No en vano se estima que los saurópodos expulsaban unos quinientos veinte millones de toneladas (520 000 000 t) de metano al año.
Así que ya lo saben. Aunque se extinguieron hace ya millones de años, la huella de la emisión de sus gases ha marcado la evolución del planeta. Y si no que nos lo digan a nosotros.
Una cuestión de tamaño
En dichos cálculos se han considerado distintos datos. El primero, suponer que los dinosaurios herbívoros tuviesen en sus sistemas digestivos bacterias metanógenas, como muchos de los mamíferos herbívoros actuales.
El segundo, los ya apuntados sobre su masa y tamaño, que para brontosaurios y diplodocus bien podían alcanzar las cuarenta y cinco toneladas (45 t) y los cuarenta metros (40 m).
También, la densidad de población. Que se estima oscilaba entre unos pocos adultos de gran tamaño y varias decenas por kilómetro cuadrado. Una densidad a considerar.
Y por supuesto la información que nos ofreces sus fósiles hallados. Ellos nos muestran que estos dinosaurios eran muy diversos y que debieron expandirse por amplias zonas del planeta.
Lo que acabó por convertirlos en una especie clave en muchos ecosistemas, tanto en el Cretácico como en el Jurásico. Estos investigadores han estimado que la biomasa de diez saurópodos, tomando al Apatosaurus como modelo, podría generar dos mil seiscientos setenta y cinco litros (2 675 L) de metano al día.
En definitiva, los científicos han establecido que los saurópodos fueron responsables de la emisión a la atmósfera de, nada menos que, quinientos veinte millones de toneladas (520 000 000 t) de gas metano cada año. Una cantidad nada despreciable. (Continuará)
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