Sí. Es ‘El dinosaurio’. Quizás el más famoso microrrelato del escritor guatemalteco Augusto Monterroso (1921-2003). Y hasta no hace mucho, uno de los relatos más cortos jamás escritos en lengua española.
Forma parte del libro ‘Obras completas (y otros cuentos)’ publicado en 1959, y se compone únicamente de la siguiente frase: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.
Como pueden comprobar, cuenta tan solo con siete palabras.
El microrrelato -también llamado micro o mini cuento, mini o micro ficción, cuento brevísimo, etcétera- es una construcción literaria narrativa, cuya principal característica es la brevedad de su contenido.
Y muy por el contrario, esa brevedad, podría exigir un análisis concienzudo para determinar las auténticas intenciones del cuentista hispanoamericano.
Claro que no todos los exégetas piensan igual. Para algunos, el peculiar cuento no es más que una tomadura de pelo por parte del atrevido escritor.
¿Enseñanza o tomadura? He ahí el dilema, que dijo el clásico.
Más arriba les decía que, hasta hace no mucho, ‘El dinosaurio’, era uno de los relatos más cortos jamás escritos en lengua española. Y así fue hasta 2005.
Porque en ese año se publicó ‘El Emigrante’, del mexicano Luis Felipe Lomelí (1975). Su texto íntegro es:
- ¿Olvida usted algo?
- ¡Ojalá!
Sólo cuatro palabras. Se ve que en esto de los microrrelatos, como en casi todo de esta vida, siempre hay uno que es más que uno.
De modo que, hasta donde me consta, 'El emigrante', es el más corto relato escrito en español. Eso sí. Por ahora.
Y ya para ir acabando, y como seguro intuye, les diré que el motivo de la entrada no es el de un análisis del microrrelato, como género literario semejante a la novela o el cuento. Claro que no.
Mis razones están con el protagonista. Con el dinosaurio.
Resulta que en este mes de mayo, este enorme animal, se ha convertido en el fétido responsable de un pasado calentamiento global del planeta.
Como lo leen. Ventosidades dinosauricas, efecto invernadero y ecología planetaria, juntas de la mano. O al menos eso dice la ciencia británica. Se lo cuento.
1 comentario :
Lo espero con interés.
Publicar un comentario