A propósito de la charla: “Sábana Santa y Sevilla: Credulidad, Creencia y Ciencia” (y II)

(Continuación) Me lo impidieron la educación que recibí de mis padres, su talante escéptico que heredé, la formación científica que adquirí en la Universidad, los muchos años de experiencia docente que me acompañan y la actitud crítica que he desarrollado a lo largo de la vida.

En fin, ya ven. Estoy bastante limitado y por demasiados lados. Lo dicho. Pero estas cosas pasan también.

Sin embargo…

… sin embargo 

También hay un sin embargo en este cesto de frutas que es la vida. Que no es una fruta del cesto como el pero, no. No forma parte de su contenido. Pero que sí es uno de los mimbres con los que está hecho. O sea que forma parte de su continente. 

Y tan necesario y suficiente es el uno como el otro. Es más, sin ambos no habría vida.

Sin embargo, les decía, después recapacité porqué ni pude, ni debía hacerlo. Y tal vez, fíjense, no sea, sólo, por lo anterior.

Quizás también gravitaron sobre mí, en aquellos momentos de la conferencia, y mientras escuchaba al espontáneo interviniente, cosas que he leído. Clásicos, por supuesto.

Y así recordé que los humanos tendemos a creer en todo aquello que queremos creer. Y, por lo general, queremos aquello que necesitamos. O lo que es peor, lo que creemos necesitar.

También tuve en cuenta que ninguna ciencia, en cuanto a ciencia engaña; que el engaño está en quien la ignora. 

Ni que decir tengo que ya desde mi edad, tuve presente que sólo el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho. 

Y por supuesto traje a mi memoria aquello de con quien la razón no vale, ¿de qué vale tener razón? 

Claro que para todo lo que les he dicho se hace necesario y suficiente un cierto grado de madurez. 

Y esto es todo lo que tengo que decir sobre la envoltura de la charla. 

Si quieren saber el contenido les ofrezco dos posibilidades. Una, lectora, desde donde mismo está. Baste con que pulse. 

La otra auditiva. Tendrá que esperar a mañana jueves y escucharme en EsRadio a las 12,30 h. Como siempre usted elige.