2012DA14, un cuerpo celeste fantasma (y II)

(Continuación) Pero para la próxima vez ya estamos preparados. Y su paso no nos cogerá desprevenidos. Tendrá lugar dentro de un año. Exactamente el viernes 15 de febrero de 2013 a las 19,27 UTM.

Volverá a pasar a una velocidad de 6,14 km/s y a, tan solo, treinta mil kilómetros (30 000 km) de distancia.

Sí. Ha leído bien, treinta mil, cuando el perímetro terráqueo es de algo más de cuarenta mil (40 000 km) ¿Qué le parece?


Una distancia realmente pequeña a escala astronómica, pero que los científicos se apresuran a decir que no supone una amenaza para el planeta. Que no hay motivos para preocuparse.

No sé. Ellos son los que saben y si dicen que no hay peligro, pues seguro que no lo habrá.

Pero el caso es que se podrá ver con prismáticos convencionales. Y además está la cuestión de los satélites comerciales.

2012DA14 y los satélites geoestacionarios 

Recordemos que los satélites geoestacionarios utilizados en telecomunicaciones y que ya han venido a enroquedeciencia, se encuentran fijos sobre un punto concreto del planeta, y orbitan en el Ecuador a una altura de 35 800 km.

Es decir que estarán casi 6 000 km por encima de lo que se acercará el asteroide 2012DA14. Ya les he dicho que pasará muy cerca.

Su proximidad se aprovechará para estudiar con detalle, cómo le afectan los campos gravitatorios de la Tierra y de la Luna, lo que ayudará también a calcular el riesgo de impacto en futuras visitas.

Se trata sin duda de un descubrimiento especialmente importante, dado que hay más de medio millón (500 000) de objetos próximos a la Tierra por descubrir. Y se hace necesario vigilarlos de forma sistemática a fin de poderlos identificar, al menos, tres semanas antes de que pasen cerca del planeta.

Con este fin se está desarrollando un sistema de telescopios ópticos automatizados, capaces de detectar asteroides como éste.

Y a propósito de detección, leo que este mismo observatorio ha descubierto ya nuevos NEOS desde febrero. Y es que cerca de la Tierra hay mucha actividad de pedruscos que vienen y van.

Un peligro en ciernes. Por lo que habrá que estar alerta.