Sí, es cierto. Es más. La homosexualidad es una condición sexual, relativamente frecuente en la Naturaleza.
En concreto, y en el mundo animal, la homosexualidad ha sido observada en unas 1500 especies.
Un número pequeño si consideramos que la estimación más precisa, de la diversidad de especies en el mundo, da un valor de 10 millones.
En realidad se maneja una horquilla entre 2 y 100 millones de especies. Y de éstos, sólo 1,4 millones han recibido nombre.
También sabemos que se da entre animales de todos los tamaños. Desde primates hasta parásitos intestinales. Y que además su estudio está bien documentado científicamente, en cerca de 500 especies.
Pues bien. Entre las especies en las que, algunos de sus individuos practican la homosexualidad, están los pingüinos. Y entre estos hay una pareja que, además de vivir juntos, han conseguido ser padres. Cómo lo están leyendo.
Por ejemplo, en el de la ciudad de Bremerhaven (Alemania), entre los veinte ejemplares adultos de pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti), se dan todo tipo de combinaciones familiares.
Hay seis parejas heterosexuales, tres homosexuales y dos ejemplares que, por ahora, se mantienen solteros. Una promiscuidad sexual preocupante, a la que la dirección del centro trató de poner remedio.
Hará unos cuatro años, se intentó reconducir estas preferencias homosexuales pingüineras, trayendo cuatro hembras de Suecia.
Cuatro atractivas pingüinas suecas cuyos encantos nórdicos, pensaban los cuidadores, cambiarían esos gustos homosexuales. Pero se equivocaron.
Los pingüinos homosexuales se mostraron indiferentes con ellas e insensibles a sus encantos femeninos.
Por más que los juntaron. Nada de nada. Y es que lo que natura no da…
Ni que decirles tengo que esta experiencia correctora del zoo de Bremenhaven, desató una ola de protestas en los colectivos homosexuales. Buenos están los tiempos para cosas así.
El caso es que pusieron el grito en el cielo, ya que consideraban que se estaba bloqueando el amor entre parejas del mismo sexo. Les recuerdo que estamos hablando de pingüinos. Pero en fín, sin comentario.
Pero no debían ir muy descaminados porque en el zoo les hicieron caso. Y se optó por respetar la opción sexual de los pingüinos. Incluso se dio un paso más. Se favoreció su instinto de pareja. En particular la de una de ellas.
Estaban empeñados en tener una cría juntos. Se pasaban los días intentando incubar piedras. Estériles piedras, como si fueran huevos. No me digan que no es conmovedor.
Por supuesto que tan enternecedor comportamiento durante años, sólo obtenía el más infructuoso de los resultados: el calentamiento de las piedras.
Pero he aquí que un día las cosas cambiaron, cuando se apropiaron de un huevo abandonado, que había sido rechazado por sus padres biológicos.
A diferencia, ellos no lo dudaron ni un segundo. Se pusieron a empollarlo de inmediato. Y tuvieron suerte. Con el tiempo el pollito nació. Y con amor de padres 'Z-Punkt' y 'Viel-Punkt', sus papás adoptivos, asumieron de buen grado todas las funciones propias de una paternidad responsable.
Y así seguirán haciéndolo, hasta que el pequeño se haga adulto y pueda abandonar el nido. Como todos los buenos padres que en el mundo han sido.
Pues bien. Ésta es la historia de los pingüinos homosexuales que quisieron ser padres.
Y que hicieron realidad su sueño, si es que los pingüinos tienen sueños. El de convertirse en padres.
No es la primera vez que aparece en este negro sobre blanco bloguero una entrada relacionada con la homosexualidad.
Tirando de memoria me vienen a la cabeza: las tres que dedicamos al desgraciado matemático, inglés, maricón y suicida Alan Turing; o en el que hablamos de la bandera gay; o ese otro relacionado con el logotipo de Apple, el de la manzana mordida ¡Qué fuerte!
En concreto, y en el mundo animal, la homosexualidad ha sido observada en unas 1500 especies.
Un número pequeño si consideramos que la estimación más precisa, de la diversidad de especies en el mundo, da un valor de 10 millones.
En realidad se maneja una horquilla entre 2 y 100 millones de especies. Y de éstos, sólo 1,4 millones han recibido nombre.
Homosexualidad animal
Es decir, que estamos hablando de que una especie de cada mil (1/1000), practica la homosexualidad. Aunque, eso sí, no es que todos sus individuos sean homosexuales. Ni mucho menos. Sólo algunos de ellos. Pero no sabemos cuántos. Por ahora ese dato se ignora.También sabemos que se da entre animales de todos los tamaños. Desde primates hasta parásitos intestinales. Y que además su estudio está bien documentado científicamente, en cerca de 500 especies.
Pues bien. Entre las especies en las que, algunos de sus individuos practican la homosexualidad, están los pingüinos. Y entre estos hay una pareja que, además de vivir juntos, han conseguido ser padres. Cómo lo están leyendo.
Pingüinos homosexuales
De hecho, en cautividad, no sólo los pingüinos, sino otras muchas especies animales tienden a practicar la homosexualidad. Es un fenómeno bien conocido en todos los zoológicos del mundo.Por ejemplo, en el de la ciudad de Bremerhaven (Alemania), entre los veinte ejemplares adultos de pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti), se dan todo tipo de combinaciones familiares.
Hay seis parejas heterosexuales, tres homosexuales y dos ejemplares que, por ahora, se mantienen solteros. Una promiscuidad sexual preocupante, a la que la dirección del centro trató de poner remedio.
Hará unos cuatro años, se intentó reconducir estas preferencias homosexuales pingüineras, trayendo cuatro hembras de Suecia.
Cuatro atractivas pingüinas suecas cuyos encantos nórdicos, pensaban los cuidadores, cambiarían esos gustos homosexuales. Pero se equivocaron.
Los pingüinos homosexuales se mostraron indiferentes con ellas e insensibles a sus encantos femeninos.
Por más que los juntaron. Nada de nada. Y es que lo que natura no da…
Ni que decirles tengo que esta experiencia correctora del zoo de Bremenhaven, desató una ola de protestas en los colectivos homosexuales. Buenos están los tiempos para cosas así.
El caso es que pusieron el grito en el cielo, ya que consideraban que se estaba bloqueando el amor entre parejas del mismo sexo. Les recuerdo que estamos hablando de pingüinos. Pero en fín, sin comentario.
Pero no debían ir muy descaminados porque en el zoo les hicieron caso. Y se optó por respetar la opción sexual de los pingüinos. Incluso se dio un paso más. Se favoreció su instinto de pareja. En particular la de una de ellas.
Pingüinos homosexuales y padres
La formada por dos machos, llamados 'Z-Punkt' y 'Viel-Punkt', que llevan juntos 20 años y que, desde hacía tiempo, mostraban un sorprendente comportamiento.Estaban empeñados en tener una cría juntos. Se pasaban los días intentando incubar piedras. Estériles piedras, como si fueran huevos. No me digan que no es conmovedor.
Por supuesto que tan enternecedor comportamiento durante años, sólo obtenía el más infructuoso de los resultados: el calentamiento de las piedras.
Pero he aquí que un día las cosas cambiaron, cuando se apropiaron de un huevo abandonado, que había sido rechazado por sus padres biológicos.
A diferencia, ellos no lo dudaron ni un segundo. Se pusieron a empollarlo de inmediato. Y tuvieron suerte. Con el tiempo el pollito nació. Y con amor de padres 'Z-Punkt' y 'Viel-Punkt', sus papás adoptivos, asumieron de buen grado todas las funciones propias de una paternidad responsable.
Al fin y al cabo, un padre es un padre
Desde darle de comer la papilla regurgitada de pescado, a darle calor o cuidarle el plumaje. Lo que hacen todos los padres pingüinos del mundo.Y así seguirán haciéndolo, hasta que el pequeño se haga adulto y pueda abandonar el nido. Como todos los buenos padres que en el mundo han sido.
Pues bien. Ésta es la historia de los pingüinos homosexuales que quisieron ser padres.
Y que hicieron realidad su sueño, si es que los pingüinos tienen sueños. El de convertirse en padres.
No es la primera vez que aparece en este negro sobre blanco bloguero una entrada relacionada con la homosexualidad.
Tirando de memoria me vienen a la cabeza: las tres que dedicamos al desgraciado matemático, inglés, maricón y suicida Alan Turing; o en el que hablamos de la bandera gay; o ese otro relacionado con el logotipo de Apple, el de la manzana mordida ¡Qué fuerte!
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