La historia que les traigo hoy circula por Internet desde hace años y en multitud de variantes, si bien su contenido es el mismo.
Habla de la discrepancia entre un profesor y un estudiante, respecto a la calificación de la única pregunta de un examen. Un asunto viejo y manido.
Para el primero, por la respuesta dada, la nota debía ser un cero, mientras que el segundo afirmaba que debería recibir un diez.
Una cuestión de medida, como casi todo lo humano. La pregunta decía así:
A la que el estudiante había contestado:
1.- “Lleve el barómetro a lo alto del edificio, átele una cuerda larga y descuélguelo hasta que llegue a la calle. Mida su longitud y ésa será la altura del edificio”.
Leído así, no parece que la ingeniosa respuesta mereciera un cero. Claro que tampoco un diez, pero el caso es que el alumno reclamó.
Tras la reclamación fue nombrado un profesor, para el que era evidente que el estudiante merecía una nota superior al cero. Pero también que, la misma, estaba basada en un elemental proceso de medida directa.
Un proceso que no acreditaba los conocimientos de Física impartidos en el curso. Por eso sugirió que se le diera al estudiante otra oportunidad.
Le dieron diez minutos para responder a ¡la misma pregunta!, eso sí, advirtiéndole de que la respuesta debía mostrar su conocimiento de física.
Habían pasado ya cinco minutos y el alumno no había escrito ni una sola palabra.
Se le preguntó si es que se daba por vencido, pero contestó que no, que es que tenía muchas respuestas al problema y estaba buscando la mejor. Y en un minuto la escribió:
2.- “Lleve el barómetro a lo alto del edificio y asómese sobre el borde del tejado. Déjelo caer y mida el tiempo de caída con un cronómetro. Luego por cinemática, calcule la altura del edificio”.
La cinemática respuesta, basada de considerar la caída un MRUA, merecía una buena nota y allí mismo se le dio.
Pero antes de que se marchara, se le pidió que dijera cuáles eran esas otras muchas respuestas al problema, que había encontrado. El alumno contestó:
3.- “Hay muchas maneras de determinar la altura de un edificio alto con un barómetro.
Por ejemplo, en un día soleado se miden las longitudes del barómetro, la de su sombra, y la de la sombra del edificio; luego usando una simple proporción, se determina la altura del edificio”.
(Antiguo, pero no está nada mal este método geométrico empleado por el alumno.)
“¿Y las otras?” le preguntaron. (Continuará).
Habla de la discrepancia entre un profesor y un estudiante, respecto a la calificación de la única pregunta de un examen. Un asunto viejo y manido.
Para el primero, por la respuesta dada, la nota debía ser un cero, mientras que el segundo afirmaba que debería recibir un diez.
Una cuestión de medida, como casi todo lo humano. La pregunta decía así:
“Demuestre cómo se puede determinar la altura de un edificio alto, con la ayuda de un barómetro”
A la que el estudiante había contestado:
1.- “Lleve el barómetro a lo alto del edificio, átele una cuerda larga y descuélguelo hasta que llegue a la calle. Mida su longitud y ésa será la altura del edificio”.
Leído así, no parece que la ingeniosa respuesta mereciera un cero. Claro que tampoco un diez, pero el caso es que el alumno reclamó.
Tras la reclamación fue nombrado un profesor, para el que era evidente que el estudiante merecía una nota superior al cero. Pero también que, la misma, estaba basada en un elemental proceso de medida directa.
Un proceso que no acreditaba los conocimientos de Física impartidos en el curso. Por eso sugirió que se le diera al estudiante otra oportunidad.
Le dieron diez minutos para responder a ¡la misma pregunta!, eso sí, advirtiéndole de que la respuesta debía mostrar su conocimiento de física.
Habían pasado ya cinco minutos y el alumno no había escrito ni una sola palabra.
Se le preguntó si es que se daba por vencido, pero contestó que no, que es que tenía muchas respuestas al problema y estaba buscando la mejor. Y en un minuto la escribió:
2.- “Lleve el barómetro a lo alto del edificio y asómese sobre el borde del tejado. Déjelo caer y mida el tiempo de caída con un cronómetro. Luego por cinemática, calcule la altura del edificio”.
La cinemática respuesta, basada de considerar la caída un MRUA, merecía una buena nota y allí mismo se le dio.
Pero antes de que se marchara, se le pidió que dijera cuáles eran esas otras muchas respuestas al problema, que había encontrado. El alumno contestó:
3.- “Hay muchas maneras de determinar la altura de un edificio alto con un barómetro.
Por ejemplo, en un día soleado se miden las longitudes del barómetro, la de su sombra, y la de la sombra del edificio; luego usando una simple proporción, se determina la altura del edificio”.
(Antiguo, pero no está nada mal este método geométrico empleado por el alumno.)
“¿Y las otras?” le preguntaron. (Continuará).
2 comentarios :
¿Puede que sea 30
Hombre en realidad si puedes medir la sombra tambien estas usando otro instrumento de medida métrica. Porque ¿Como mides con el barómetro su propia sombra? xD
Pero bueno se entiende la moraleja, por mi parte tengo mis dudas sobre si ocurrió, le doy mas posibilidad a que alguien se lo inventara en su casa. Quién sabe.
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