sábado, 10 de mayo de 2008

Hipatia de Alejandría

Teón -uno de los hombres más educados de la Alejandría del siglo IV d.C., y profesor de matemáticas y astronomía del famoso centro científico Museion- quería para su hija Hipatia (370-415) la mejor de las educaciones.

Le adiestró el cuerpo con un entrenamiento físico que potenció su salud y agilidad, y le desarrolló la mente dándole una formación lingüista, matemática, astronómica y filosófica.

En sus propias palabras quería que fuera “un ser humano perfecto”.

Es probable que no lo consiguiera pero, lo cierto es que nunca hasta ese momento, una mujer había acumulado tantos conocimientos y, además, los mostraba como si fuera un hombre. Se comportaba en igualdad de condiciones con ellos. Un hecho excepcional. Para muestra, un botón.

Tal fue su fama, y enorme influencia política y social, que bastaba remitir las cartas a la atención de 'La Musa', como era conocida, para que les llegaran. Un hecho a destacar si consideramos que la Alejandría helénica de la época, contaba con cerca de un millón de habitantes. Increíble.

Al decir de sus historiadores “consiguió un grado tal de cultura que superó con mucho a todos los filósofos contemporáneos” ¡Una mujer! (Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que hay más allá).

La última científica pagana del mundo antiguo
En la escuela de Alejandría, Hipatia enseñó filosofía, matemáticas, física y astronomía. Destacó tanto por la didáctica de sus clases, como por su criterio académico y personalidad. Otro sí, su belleza y romanticismo. Excepcional.

Escribió varios documentos, entre ellos, 'Sobre el Conon Astronómico de Diafanto' donde habla de ecuaciones de primer y segundo grado. De sus cartas con Sinesio se desprende que inventó o, al menos, explicó la fabricación y uso del astrolabio plano, usado para medir la posición de las estrellas, los planetas y el Sol.

También se la considera inventora de la esfera plana. De un aparato para obtener agua destilada. De otro para medir el nivel del agua. Y de uno más, para determinar la densidad de los líquidos que más tarde se llamó aerómetro o hidroscopio.

Es la primera mujer conocida que realiza una contribución en el terreno de las matemáticas y, la primera también, que participa de forma activa en una comunidad académica.

A sus clases acudían gentes de Atenas y Roma. Lo hacían, en una aparente concordia, paganos, judíos, neoplatónicos e incluso cristianos. Entre ellos Sinesio, que llegaría a ser obispo. Pero empezaban a correr malos tiempos para las alianzas de civilizaciones.

En el terreno de las creencias, el cristianismo había sido declarado religión oficial por el emperador Teodosio. Lo que no podía traer nada bueno. Y menos para el paganismo, hacia el que la intransigencia y el antagonismo de la nueva religión, empezaba a mostrarse, ya, de forma cruenta.

La primera mártir del conocimiento científico
Como mujer, sus ideas chocaban tanto con la doctrina de la primera Iglesia cristiana, como con la opinión que ésta tenía sobre el respeto a la mujer. De un lado, Hipatia nunca se casó. Algo que no gustaba a los líderes religiosos.

De otro era pagana, partidaria del racionalismo científico griego (ella, en contra de la creencia cristiana, pensaba que la Tierra era esférica) y, además, un personaje político demasiado influyente. No, no tenía nada para ser bien vista por la Iglesia.

Más bien se la consideraba una amenaza para la sociedad y su permanencia en la ciudad, por tanto, peligrosa. Lo suficiente como para que fuera varias veces amenazada, ella y su escuela. Hipatia siempre se negó a traicionar sus ideales y convertirse a la nueva religión. Era el principio de su fin.

Incitada por el arzobispo de Alejandría (luego canonizado como San Cirilo), una turba enloquecida asaltó el Museion, buscando su destrucción. Fue en esta ocasión cuando se quemó parte de su famosa biblioteca. Al intentar escapar, por desgracia, Hipatia fue reconocida.

Apresada y salvajemente golpeada, le separaron la carne de los huesos con unas afiladas conchas de ostras. También le rompieron los miembros a golpes de teja y la arrojaron a la hoguera. En fin. Un asesinato más por mor de la defensa de una ideología y una creencia.

Aunque no todo está claro en la leyenda de Hipatia. La verdad sea dicha. Hay luces y sombras sobre su autenticidad. Precaución.
Sin embargo, son muchos los historiadores que consideran la fecha de su muerte, como la del fin de la ciencia antigua y el principio del irremisible hundimiento de mundo occidental. Las tinieblas de la Edad Media.

Y otros muchos más para los que, es más que probable, Hipatia sea la primera mártir del conocimiento científico. Una victima de la cerril intolerancia religiosa y los viles intereses políticos.

Una virgen sabia asesinada y el mito más visible de los llamados mártires paganos. (Defiende tu derecho a pensar porque, incluso,pensar de manera errónea es mejor que no pensar).

Hipatia, un epitome de la lucha de la mujer por la igualdad. Una Hacedora de la Historia.


1 comentario :

Alejandra Restrepo dijo...

Me siento complacida por la forma neutral del texto hacia Hipatia, lo que leo en pocos, esta mujer para mi, ha sido de mucha inspiración.