'Las manos pintoras' de M. C. Escher, un especialista en engañar nuestros sentidos. En este caso jugando con las dimensiones. Del dibujo plano del puño de una camisa surge una mano con volumen, que pinta a otra que surge igual que ella.
Lo superficial y lo volúmico se mezclan. Como si la realidad surgiera de la nada. Un mundo aislado y enigmático ¿Imposible?
Para colmo, el papel del que surge todo está fijado a la superficie mediante chinchetas. Es decir, las manos son una aparición que pintan ¡Ahí es nada!
Escher, un nombre a recordar en esto de la geometría y la perspectiva.
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