miércoles, 8 de abril de 2009

El cambio de hora (y II)

(Continuación) Pero no basta con verlo así. Hay que echarle números al asunto y ver los resultados desde el punto de vista cuantitativo.

Y cuando se hacen los cálculos, aparecen las sorpresas.

Los informes determinan que el ahorro de energía utilizada en la iluminación con esta medida, que es la principal razón que se aduce, se encuentra entre el 0 % y el 0,5 %.

Un porcentaje bajísimo y que cada año que pasa va siendo menor. Y es que el aire acondicionado y las calefacciones no entienden de hora.
En el sector doméstico, a nivel familiar, el más optimista de los cálculos podría situarse en un 5%, entiéndanme, desde final de marzo hasta final de octubre.

Es decir un ahorro de tan solo unos 6 euros -en el total de los 7 meses que dura el horario de verano- en el gasto de una familia con un consumo medio.

Un ahorro insignificante, por no decir ridículo, ante el que cabe preguntarse si merece la pena el cambio.

Lo digo pensando en los posibles efectos colaterales que, para nuestra salud, puede tener. Porque, ¿afecta al organismo este cambio horario?

El cambio de hora, ¿afecta a nuestro organismo?

Suele haber consenso en el mundo de la medicina acerca del hecho que el cambio de hora, sobre todo el que tiene lugar en marzo, es negativo.

Y lo es porque trastorna el ritmo vigilia-sueño y genera  problemas, sobre todo, en personas con dificultades para conciliar el sueño o que lo tengan ligero.

Les hablo de irritación o distimia. Puede incluso provocar alteraciones hormonales. O llegar a cambiar el ritmo circadiano (presión arterial, ritmo respiratorio,...)

Pero también hay consenso en admitir que, por lo general, el cuerpo humano se habitúa en cuestión de días al nuevo horario. Y que no hay que preocuparse si al principio no se concilia el sueño o se producen desarreglos hormonales.

Se tratan de trastornos transitorios que no tienen importancia, y en poco tiempo el cuerpo se adapta. No es mucho más grave que cuando realizamos un viaje transoceánico.

Donde pueden surgir pequeños problemas, si el ritmo biológico no se adapta a la velocidad de avance del avión.

Por supuesto que todo lo anteriormente dicho, está en función del sector de población que estemos investigando.

Por ejemplo en la población adulta, los cambios tardan tres días en normalizarse.

En cuanto a los niños, estos se adaptan más fácilmente que los adultos al cambio de horario; si bien, en algunos casos, pueden estar más irritados y presentar más somnolencia los primeros días.

Por otro lado, las personas enfermas o que sufren algún tipo de trastorno como el insomnio, alteraciones del ritmo circadiano o del nivel hormonal (debido a el tratamiento con corticoides, por ejemplo) pueden sufrir mareos y alteraciones del estado de ánimo que pueden durar una semana.


Conclusiones
En general la variación horaria no tiene consecuencias graves en la rutina diaria, desde el punto de vista de la salud. Como tampoco tiene repercusión desde el punto de vista de ahorro, energético o económico, que es irrelevante.

Tengo para mí que los únicos beneficios son de naturaleza sociológica y psicológica. Están asociados a las sensaciones placenteras que producen tener más horas de luz y poder permanecer más tiempo en los espacios abiertos.

Esto dicho con todos mis respetos y con el permiso de Benjamín Franklin.  De él es la cita: "Invertir en conocimientos produce siempre los mejores beneficios".

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