Es otra de esas dudas razonables que nos plantea el nuevo léxico tecnológico, con su tendencia a abusar de esa costumbre que consiste en convertir los adjetivos en sustantivos.
Una duda a la que sólo podemos encontrar respuesta en el DRAE. Aunque no siempre éste nos la puede ofrecer, como parece ser el caso que nos ocupa. Vean si no.
Consultado un ejemplar (de la vigésima primera edición) nos dice para portátil: “movible, fácil de transportar”. Y buscado movible: “que por sí puede moverse, o es capaz de recibir movimiento por ajeno impulso”. Por otro lado, de móvil: “que puede moverse o se mueve por sí mismo”.
Como vemos, en ambos casos, la cualidad que los caracteriza es tanto pasiva como activa. Los dos términos, móvil y portátil, predican de lo que puede ser cambiado de sitio y de lo que puede moverse por sí mismo. Y todos sabemos bien, que este artilugio no se puede mover por sí solo. Por lo que, objetivamente, ninguno de los términos es correcto.
Pero, y este detalle es muy importante, en contra de esta propuesta está el hecho de que portátil es una voz que tiene más sílabas que móvil, 3 frente a 2. Lo que va en contra de la economía lingüística. Y el lenguaje, no lo dude ni un momento, sabe lo que se hace. Así que, móvil.
Consultado de nuevo nuestro DRAE resulta que alambre es un hilo de cualquier metal. Y que un cable de alambre es el construido con alambres torcidos en espiral. O sea que se ajusta a la perfección. La pena es que ya esté “cogido”. Vaya por Dios. Para uno que hemos encontrado.
Pensando, pensando, y dado lo pequeño que son, se me ocurre que podrían llamarse telefonillo. Pero no, tampoco puede ser. Ahora que caigo también está pillado; es a lo que antes llamábamos el portero automático de los bloques de vecinos.
Tampoco estaría mal este calificativo. A esta telefonía se la denomina celular, debido a que las antenas repetidoras que conforman la red son conocidas cómo células. O sea que bien. Pero por desgracia, tampoco parece que cuajara.
En fin estimados escuchantes, oído lo dicho, me rindo. Dejaremos la respuesta al viento . Mi última propuesta, ¿porqué no usamos la palabra teléfono sin más? Y por el número sabremos de qué tipo es.
Una duda a la que sólo podemos encontrar respuesta en el DRAE. Aunque no siempre éste nos la puede ofrecer, como parece ser el caso que nos ocupa. Vean si no.
Consultado un ejemplar (de la vigésima primera edición) nos dice para portátil: “movible, fácil de transportar”. Y buscado movible: “que por sí puede moverse, o es capaz de recibir movimiento por ajeno impulso”. Por otro lado, de móvil: “que puede moverse o se mueve por sí mismo”.
Como vemos, en ambos casos, la cualidad que los caracteriza es tanto pasiva como activa. Los dos términos, móvil y portátil, predican de lo que puede ser cambiado de sitio y de lo que puede moverse por sí mismo. Y todos sabemos bien, que este artilugio no se puede mover por sí solo. Por lo que, objetivamente, ninguno de los términos es correcto.
Mi opinión
Dejando a un lado el DRAE, desde mi particular punto de vista, parece preferible el de portátil. Subjetivamente, móvil me sugiere independencia y autonomía, mientras que portátil lo asocio a dependencia y necesidad de ser portado. No sé a mí me lo parece. Es mi propuesta: portátil.Pero, y este detalle es muy importante, en contra de esta propuesta está el hecho de que portátil es una voz que tiene más sílabas que móvil, 3 frente a 2. Lo que va en contra de la economía lingüística. Y el lenguaje, no lo dude ni un momento, sabe lo que se hace. Así que, móvil.
¿Por qué no inalámbrico?
También lo podríamos utilizar. Aunque, como bien saben, este adjetivo ya está “adjudicado” a otro tipo de teléfono. Por lo que, para no enredar más, lo dejaremos estar. Pero no sin antes, apuntar un detalle. Si lo que no tiene es cable, ¿por qué no decimos sin cable? Y en cambio decimos inalámbrico o lo que es lo mismo sin alambre, pero ¿qué es un alambre?Consultado de nuevo nuestro DRAE resulta que alambre es un hilo de cualquier metal. Y que un cable de alambre es el construido con alambres torcidos en espiral. O sea que se ajusta a la perfección. La pena es que ya esté “cogido”. Vaya por Dios. Para uno que hemos encontrado.
Pensando, pensando, y dado lo pequeño que son, se me ocurre que podrían llamarse telefonillo. Pero no, tampoco puede ser. Ahora que caigo también está pillado; es a lo que antes llamábamos el portero automático de los bloques de vecinos.
¿Y celular?
Tampoco estaría mal este calificativo. A esta telefonía se la denomina celular, debido a que las antenas repetidoras que conforman la red son conocidas cómo células. O sea que bien. Pero por desgracia, tampoco parece que cuajara.
En fin estimados escuchantes, oído lo dicho, me rindo. Dejaremos la respuesta al viento . Mi última propuesta, ¿porqué no usamos la palabra teléfono sin más? Y por el número sabremos de qué tipo es.
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