Si teclea en el buscador del blog James Watson deben rondar las dos decenas de entradas que aparezcan relacionadas con él y pertenecientes a no menos de media docena de categorías blogueras, que ya con éstas pasan a ser algunas más.
Como seguro sabrá, el pasado viernes 7 de noviembre
fallecía el chicagüense James Watson (1928-2025) biólogo molecular,
genetista y zoólogo galardonado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina
en 1962 por ‘sus descubrimientos sobre la estructura molecular de los
ácidos nucleicos y su importancia para la transferencia de información en la
materia viva’.
Una larga vida llena de logros y fracasos, de luces
y sombras, en la que el hallazgo conjunto de la doble hélice del ADN está
considerado como uno de los momentos clave en la ciencia moderna pues no en
vano sus investigaciones y descubrimientos científicos posibilitaron la explicación
de cómo se replica el ADN y transporta la información genética, sentando las
bases para no pocos y rápidos avances en biología molecular.
Muchas ideas y actuaciones positivas que le valieron un reconocimiento mundial que, por desgracia, en sus últimos años se ha visto oscurecido por determinadas declaraciones cuyo contenido han provocado el más absoluto rechazo de la sociedad e impulsado su caída en desgracia. Máxime viniendo de quien venían.
2007, un año poco afortunado en prensa
Sin entrar en el deplorable y rechazable asunto
nobelero de Rosalind Franklin y la existencia de la famosa fotografía
51, la oscura ristra de desgraciadas actuaciones del chicagüense bien pudo
empezar en 2007, cuando se descolgó en el periódico británico Times con
afirmaciones del tipo “soy pesimista respecto al futuro de África...”, “...todas
nuestras políticas sociales están basadas en el hecho de que su inteligencia es
la misma que la de los blancos, cuando todas las pruebas indican que en
realidad no es así”.
Además, agregaba que “aunque esperaba que todo el mundo fuera igual”, en realidad, “la gente que ha tenido que tratar con trabajadores negros encuentra que eso no es verdad”, finalizando con un “las personas no deberían ser discriminadas por su raza”, porque “hay mucha gente de color que es muy talentosa”. En fin, ya ve el nivel.
Ante semejantes reiteraciones acerca de la menor
inteligencia, por sus genes, de los negros comparados con los blancos, ni que
decir tiene que se desató un aluvión de críticas en todos los estamentos
sociales: científicos, políticos, artísticos o populares, una especie de
pública condena que le trajo negativas consecuencias.
Entre otras la cancelación de una conferencia que
iba a dar en el Museo de Ciencia de Londres o la suspensión temporal como
investigador en el Laboratorio Cold Spring Harbor (CSHL, por sus siglas en
inglés) de Nueva York donde trabajaba. ‘Hay un tiempo de callar y un tiempo
de hablar’, Eclesiastés 3:7. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.




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