(Continuación)
Una enfermedad, esto a lo mejor lo ignoran, que guarda relación con la santa de
Ávila, la monja carmelita, apasionada y de gran imaginación que al parecer
entraba en estados de éxtasis, asociados a fenómenos de bilocación, levitación y
otros momentos de evasión.
Pues
bien algunos indicios científicos hacen pensar que, quizás, los efectos psicotrópicos
que produce el cornezuelo del centeno
(o lo que es lo mismo del LSD), podrían andar detrás de la explicación de los supuestos
efectos sobrenaturales que algunos llaman milagro.
Dejando
a Santa Teresa y sus cuitas (La vida es una mala noche en una mala
posada) y volviendo al LSD, les
dije que como tal sustancia fue descubierta en 1938, pero no que de sus efectos
no se supo, y por serendípia, hasta pasados
unos años, en concreto en 1943.
Ocurrió durante la recristalización de una
muestra de tartrato de LSD, y en la que se sintió mareado teniendo que dejar el
trabajo.
Cuando
se recuperó pensó con lógica que la absorción de la sustancia por el organismo,
se debía haber producido de manera involuntaria por vía cutánea, de modo que a
los tres días, el 19 de abril de 1943, decidió tomar, ahora de forma
voluntaria, una dosis mayor a fin de poner a prueba sus efectos.
La
documentación existente habla de doscientos cincuenta microgramos (250 µg) de
LSD.
No les
quiero cansar con los detalles pero sí les diré que, gracias a los efectos que
experimentó el químico, el “Día de la
bicicleta” se celebra cada año ese 19 de abril. No les digo más y no me
pregunten la razón del por qué. Esa es otra historia que debe ser contada en mejor
ocasión.
En
cualquier caso que conste que Hofmann
puede ser considerado como el primer hombre que sintetizó, ingirió y experimentó con los
efectos psicotrópicos del LSD.
Por
cierto el nombre de LSD-25 proviene
de la numeración que Hoffman iba dando a los compuestos que sintetizaba, y éste
se ve que era el vigésimo quinto derivado que obtenía del ácido lisérgico. Fin
del paréntesis bioquímico.
En busca de respuestas
Y retomo
donde lo dejé. Estas son las pruebas de las que dispongo, acerca de una
hipotética relación entre título y letra musical de ‘Lucy in the...’ y los efectos de la droga en cuestión: de un lado
el supuesto acrónimo extraído del título, LSD,
y del otro la interpretación de algunos de los versos de la letra.
¿Son
pruebas para convertir la hipótesis en teoría o se quedan en simples
evidencias? ¿Qué opina usted?
Mientras me lo hace saber y por si quiere conocer
la mía, llámeme loco lo comprenderé, tengo para mí que quizás no sería
descartable el hecho de que la composición de la canción, pudiera estar
inspirada en algún “viaje” que hiciera Lennon.
Ya saben por dónde va lo del “viaje”.
Dicho
esto, y más importante que mi prescindible opinión, ¿qué pensaban por aquél
entonces los miembros del grupo al respecto? ¿Qué decía el propio autor de la
composición?
Aunque
sin duda ‘Lucy...’es una de las
canciones más “soñadoras” del grupo, la verdad es que como tal grupo, siempre
se han mantenido en sus treces y han negado la mayor. El hecho de que las
iniciales del título formen el acrónimo LSD,
no es más que una pura coincidencia, una desgraciada casualidad.
“No caímos en que las iniciales formaban la
sigla LSD hasta que nos lo hicieron ver más tarde…, y a esas alturas la gente
ya no nos creyó” ,
llegaron a declarar.
En su opinión no era más que un invento de la gente, si bien
no es menos cierto que en esa época ellos experimentaban con esa droga, además
de con la marihuana. (Continuará)
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