domingo, 9 de junio de 2013

Hiperrealismo lapicero

Es probable que le suene el título. Hace unos años les escribí uno titulado Hiperrealismo boligráfico. Bien pues éste va más o menos de lo mismo. Aunque con semejanzas y diferencias.

Lo que tiene ante sus ojos no es una fotografía, maravillosa porque solo representa una imagen de la persona pero, estarán conmigo, también es la persona.

Ésa es una de las asombrosas semejanzas que comparten. La del hiperrealismo que transmiten.

Ya en el terreno de las diferencias, una está en la herramienta con la que estos dibujos están realizados, un lápiz de grafito. Los otros fueron ejecutados con un bolígrafo. En concreto un BIC azul de punta fina.

¿A que ambos son increíbles? Sí, pero reales.

Por más que se esfuerce en encontrarlo no podrá apreciar el trazo del lápiz. No hay líneas dubitativas en él, ni sombras artificiales que delaten el instrumento con el que ha sido realizado.

Como tampoco podrán deducir de él, que el original en el que se ha inspirado es una simple fotografía.

Que esto también lo comparten ambos artistas. Otra semejanza. Como lo es la nitidez asombrosa con la que dibuja e, incluso, crea la ilusión del color.

No es una simple reproducción sino que va más allá. Parece mentira que con un simple lápiz, pueda capturar el gesto preciso del personaje y mimetizarse con su expresión. Hiperrealismo.

No le he dicho aún, lo que es otra diferencia. Se trata de otro dibujante, no es Juan Francisco Casas, el español del bolígrafo. En este caso se trata del británico Kelvin Okafor (1985).

En busca de autor
Según cuenta el propio Okafor sus padres, de origen nigeriano, le educaron en la cultura del esfuerzo y el trabajo bien realizado, desde muy pequeño. De ahí que la paciencia y disciplina que exigen sus dibujos, sean para él un camino ya andado.

Algo nada fácil si pensamos el humilde y conflictivo barrio en el que se crio, Tottenham, donde sigue viviendo con su familia.

Esa zona tiene en la actualidad la mayor tasa de desempleo de la capital y fue el escenario inicial de los disturbios del Reino Unido de 2011.

Un chico sorprendente.

Y sorprendido porque, recién licenciado en Bellas Artes, aún se asombra por la buena acogida que tienen sus trabajos plenos de tonos y texturas sacados, exclusivamente, de la sombra de una mina de lápiz.

Un humilde instrumento para tan emotivo hiperrealismo.

Echando números
Por lo que les llevo dicho no les deben sorprender los números que les adjunto. Okafor confiesa que puede pasarse días y días examinando la fotografía de un rostro. Para perderse en “los pensamientos y los sentimientos que una expresión comunica”.

Que suele trabajar en sesiones de diez (10) a quince (15) horas diarias, con pocos y breves descansos. Y que tarda entre ochenta (80) y cien (100) horas en elaborar cada obra.

Que siempre comienza por los ojos y, sólo cuando los ha terminado, pasa al resto de la cara y cuerpo. “La expresión de nuestra cara y nuestro cuerpo dejan traslucir el carácter que hemos desarrollado a partir de nuestras experiencias. Aspiro a capturar y retratar eso en mis dibujos”.

Buena muestra de que lo consigue, es la valoración que el público hace de sus dibujos. Están alrededor de diez mil libras (10 000 £), unos once mil seiscientos euros (11600 €). Valor y precio.

Ya les dije que prefiere la tranquilidad de la fotografía, como original para la creación de sus dibujos. Pero no rechaza encargos y puede dibujar, también, del natural. Aunque por lo general, se suele inclinar por retratos de personajes famosos.

Según dice: “el público los identifica y es capaz de valorar la exactitud del dibujo”. No, no está mal pensado, nada mal. Lo que dice tiene sentido común y práctico. De los dos. Basta con ver a Beyoncé, Rihanna, Elizabeth Taylor, Isabel II Teresa de Calcuta dibujadas y comparar.

Hiperrealismo.


“Cada ser humano es único y tiene una historia que contar”.


2 comentarios :

Anónimo dijo...

parece increible que estén hechos a lapiz. felicitaciones por el blog

Anónimo dijo...

Increible