lunes, 27 de junio de 2011

Lowell y los canales de Marte

La primera está relacionada con nuestro hombre y la ciencia-ficción.

Ya antes de su gran aportación a las ciencias planetarias, Lowell gozaba de una justificada fama como científico. 
Una buena imagen como astrónomo que, hacia 1910, empezó a perder.
La razón fue su visceral defensa de la existencia de canales en el planeta Marte. Unos canales, según él, no naturales.
Una idea que había tomado de las observaciones y dibujos que Giovanni Schiaparelli, un astrónomo italiano de gran prestigio, había realizado del planeta marciano.
En ellos aparecía la palabra canali junto a algunas estructuras alargadas de la superficie del planeta.
Lowell se interesó en el tema y pasó varios años observando la superficie de Marte y realizando multitud de dibujos de su superficie.


Escribió hasta tres libros en los que defendía una sugerente hipótesis según la cual, esa densa red de estructuras lineales, que Schiaparelli observó en la superficie de Marte y llamó "canali", había sido construida por una civilización extraterrestre, inteligente y de tecnología avanzada.
Lo suficiente avanzada como para ser capaz de extraer el agua de sus polos y llevarla, a través de dichos canales, a las regiones ecuatoriales, menos frías.
Una idea intrigante de ser cierta, pero que, en realidad, no fue más que un error. Un grave error interpretativo.
La hipótesis extraterrestre resultó ser incorrecta y, lo más curioso de ella es que nació fruto de un simple error de traducción.
El error de traducción
Cuando Schiaparelli los llamó canali se refería a depresiones del suelo no muy profundas, que se extendían en línea recta a los largo de miles de kilómetros y con un ancho de cien, doscientos o más kilómetros.
Una conformación del terreno que él mismo señaló en 1895 como, incluso en ausencia de lluvia en Marte, el posible y principal mecanismo mediante el cual el agua, y con ella la vida orgánica, podría extenderse sobre la superficie seca del planeta.
Es decir canali, en italiano, significa canal de origen natural. Por desgracia cuando se tradujo al inglés, quien lo hiciera poco importa, en su lugar puso el término "canals" en lugar de "channels", que hubiera sido la adecuada.
Y es que mientras que la primera palabra alude a una construcción artificial, la segunda expresa una conformación natural del terreno.
Fue de esta traducción incorrecta de donde derivan las diversas hipótesis sobre la vida en Marte.
Una hipótesis que pronto resultó incierta para todos, menos para Lowell que se fue quedando solo como defensor de la idea. Hasta que al final tuvo que rendirse a la evidencia.
Un proceso que trajo consigo un deterioro, tan grande como injusto, de su prestigio científico.  

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