jueves, 17 de febrero de 2011

De Cupido, el amor y San Valentín (y III)

(Continuación) Pues muy fácil. La razón radica en una de las numerosas leyendas que han circulado alrededor del personaje. Una que es maravillosa y que destaca sobre todas las demás.
La leyenda de San Valentín
Según esta versión, Valentín fue un sacerdote cristiano que en el 270 d.C. fue detenido y torturado hasta morir, por orden del emperador romano Claudio II.
Eran unos tiempos en los que los cristianos sufrían persecución en Roma y los soldados tenían una prohibición taxativa: la de no poderse casar. Una orden que no podían eludir.
La razón era meramente operativa. Con buen criterio se pensaba que si permanecían solteros, los soldados combatirían con más fragor en el campo de batalla que si estaban casados.
La lógica de tal prohibición es aplastante. Como casados, la vinculación sentimental y emocional con sus familias les haría ser más prudentes a la hora de combatir.
Lo que disminuiría su rendimiento como soldados. Así que no había ningún sacerdote romano autorizado para casarlos.
Y aquí es donde aparece la figura de San Valentín, que decide casarlos bajo el ritual cristiano, claro, y en secreto. Pero es un secreto a voces que pronto circula de boca en boca por la ciudad y que le da cierta fama al sacerdote casamentero. 
La suficiente como para que el propio emperador le mande llamar a su presencia y tras oírle, ordenar que le detengan para ser juzgado. Era el principio del fin. De su fin.
Un milagro por amor
La leyenda continúa con la aparición de un nuevo personaje, Asterius. El funcionario encargado de condenarle. Según cuenta, el romano primero se burló de la religión cristiana y después, en una nueva broma, quiso poner a prueba al cristiano.
Le preguntó si sería capaz de devolver la vista a una de sus hijas que era ciega de nacimiento. Al parecer el sacerdote no solo aceptó sino que, en nombre del Señor, obró el milagro. La ciega volvió a ver.
Ni que decirles tengo que el hombre, y toda su familia, se convirtieron ipso facto al cristianismo. Y como ya saben, a pesar de su arrepentimiento, no pudo librarle de su ejecución que tuvo lugar un 14 de febrero.
Pero antes de que ésta tuviera lugar sucedió algo que nos interesa mucho para esta historia.
Sigue contando la leyenda que, mientras estuvo encarcelado, su guardián le pidió que le diera clases a su joven hija Julia. A lo que nuestro sacerdote, de buen corazón, accedió.
Un amor por milagro
Y pasó lo que suele pasar en estos casos. Entre lección y lección el maestro se enamoró de la pupila. Ya  saben que el roce da el cariño. Y que estas cosas pasan.
Por cierto que la historia no dice si se trató de un amor correspondido. Tampoco si hubo algún beso entre ellos.
Lo que sí cuenta es que la víspera de su ejecución, el enamorado envió una sentida y enamorada nota de despedida a su amor, que acababa con las palabras "de tu Valentín".
Y ahí está el origen de las cartas de amor, poemas y tarjetas postales que se envían los enamorados en la actualidad.
Por supuesto que los que les cuento, es una historia transmitida oralmente y de la que no hay ningún testimonio escrito. Es decir, que probablemente tenga poco o nada de cierta. Lo que tampoco hace al caso.
Para situaciones como éstas, los italianos tienen un refrán magnifico, dice: ‘Se non e vero, e ben trovato’ que podríamos traducir por “si no es verdad, está bien traído”.  A veces la forma importa más que el fondo.
Bueno. Esto es todo lo que les tengo que decirles del amor, Cupido y San Valentín. Claro que me queda hablarles de una de las primeras manifestaciones del amor: el beso.
¿Qué es un beso?

2 comentarios :

Anónimo dijo...

no sabía lo de cupido y san valentín

Anónimo dijo...

¿Por qué no escribe sobre el beso? Ha pasado ya un año