Me lo preguntó un periodista de la emisora hace unos días, sabiendo que estos temas me interesan, “¿Es verdad que el 17 es un número maldito? ¿De los de 'mal yu-yu'?".
Les confieso que era la primera vez que tenía noticia al respecto. Es más pensaba que era todo lo contrario.
Que el 17 era un número de los de “buen rollito”. De los casi divinos. Ya verán porqué les digo esto.
No es que yo crea en esas cosas, ya me conocen. Y además, demostrado está que son inciertas.
Pero conozco un, digamos, "argumento de naturaleza teológica" que así parece demostrarlo.
Pertenece nada menos que a San Agustín (siglo V). Así que merece un mínimo de atención.
San Agustín, uno de los teólogos más importantes de la Iglesia Católica, tenía el convencimiento de que Dios era un geómetra. Por eso era uno de los que pensaban que, los números, guardaban parte del misterio de la Creación. Casi nada.
Como ya habrán adivinado, de ahí a creer que los números que aparecían en la Biblia no estaban puestos allí por azar, sólo había un paso. Un paso que San Agustín dio y de largo.
Ni corto ni perezoso, les supuso un sentido. Se propuso encontrarlo. Y se puso manos a la obra.
Uno de estos números bíblicos que le interesaban, era la cantidad de peces capturados en la pesca milagrosa del lago Tiberíades.
En Juan, 21, 11 se puede leer: "Subió Simón Pedro y trajo a tierra la red llena de ciento cincuenta y tres grandes peces".
Es sorprendente la concreción numérica pescadera ¿Por qué 153 y no 210, 300 o 24? Naturalmente San Agustín encontró una explicación que, según él, estaba basada en cuatro premisas. Dos para ser sabidas:
A. Diez (10) es el número de los Mandamientos y representa la ley.
B. Siete (7) es el número de dones del Espíritu Santo y representa al Espíritu Santo.
Y otras dos para ser cumplidas:
C. Hay que sumar los mandamientos con los dones. Es decir, añadir a la ley la gracia del espíritu santo: 10 + 7 = 17
D. Ahora hay que sumar todos los números desde el 0 al 17: 0+1+2+3+4+5+....+16+17= 153.
Si lo hace verá que sale eso, exactamente, 153. El número pescadero de la Biblia. Ahí estaba el sentido de la pesca milagrosa o mágica ¡Qué me dicen!
Sin duda se trató de todo un auténtico hallazgo divino para el santo. Y extraordinario para cualquiera que, sin serlo, no tenga un mínimo de razonamiento lógico. O no haya estudiado algo de matemáticas bachilleras.
En definitiva, uno que esté falto de conocimientos ciertos. Vayamos primero con la lógica.
Primero: ¿Por qué escoge los mandamientos y no las bienaventuranzas? ¿Por qué los dones del espíritu y no las virtudes teologales?
Tras lo dicho la respuesta parece evidente. Porque con ellos, con sus números, sí salen las cuentas del 153. Cosa que no ocurre con el de las bienaventuranzas.
Segundo: ¿Por qué suma unos y otros? ¿Acaso es que los mandamientos se deben interpretar bajo la gracia del espíritu santo? Porque, si es así, entonces… Bueno no. Mejor lo dejamos aquí.
Tercero: ¿Por qué después suma todos los números? ¿Qué significado tiene esa nueva suma? ¿Por qué no los multiplica y así habría sacado más peces el bueno de Simón? Con la hambruna que había. Perdón. Perdonen el chiste.
Pero lo cierto es que la "numerologia" de San Agustín podría causar gracia por absurda, si no fuera porque esta “Matemística”, y otras falacias de razonamiento del mismo tipo, han servido de justificación y argumentos contra ideas y personas a lo largo de la historia.
Y con ellas se ha causado mucho dolor y provocado muchas desgracias a los seres humanos. Cercano está aún, el 11 de setiembre y las Torres Gemelas. Ya ven por donde voy.
Entre otras interpretaciones agustinianas están la de que la Luna es el símbolo de la Iglesia, por la sencilla razón de que refleja la luz de Dios, que en este caso sería el Sol.
Estarán conmigo en que, sin duda alguna, esta exégesis bien podría pasar por el súmmum de las metáforas astronómicas.
O aquella otra de que el número 11 es el símbolo del pecado… porque sobrepasa al 10, símbolo de los mandamientos. Lo que enlaza con las Torres Gemelas…
¡Qué peligro tiene la ignorancia!
Por eso lo mejor que podemos hacer es sustituirla por conocimientos ciertos.
Y por aquello de que este blog nació con vocación de servicio, en este caso de divulgación de la ciencia, les aportaré algunos argumentos matemáticos que desmonten ese particular caso de numerología. (Continuará)
Que el 17 era un número de los de “buen rollito”. De los casi divinos. Ya verán porqué les digo esto.
No es que yo crea en esas cosas, ya me conocen. Y además, demostrado está que son inciertas.
Pero conozco un, digamos, "argumento de naturaleza teológica" que así parece demostrarlo.
Pertenece nada menos que a San Agustín (siglo V). Así que merece un mínimo de atención.
San Agustín, uno de los teólogos más importantes de la Iglesia Católica, tenía el convencimiento de que Dios era un geómetra. Por eso era uno de los que pensaban que, los números, guardaban parte del misterio de la Creación. Casi nada.
Como ya habrán adivinado, de ahí a creer que los números que aparecían en la Biblia no estaban puestos allí por azar, sólo había un paso. Un paso que San Agustín dio y de largo.
Ni corto ni perezoso, les supuso un sentido. Se propuso encontrarlo. Y se puso manos a la obra.
Argumento teológico agustiniense
O como pasar del 17 al 153,que podría ser su subtítulo.Uno de estos números bíblicos que le interesaban, era la cantidad de peces capturados en la pesca milagrosa del lago Tiberíades.
En Juan, 21, 11 se puede leer: "Subió Simón Pedro y trajo a tierra la red llena de ciento cincuenta y tres grandes peces".
Es sorprendente la concreción numérica pescadera ¿Por qué 153 y no 210, 300 o 24? Naturalmente San Agustín encontró una explicación que, según él, estaba basada en cuatro premisas. Dos para ser sabidas:
A. Diez (10) es el número de los Mandamientos y representa la ley.
B. Siete (7) es el número de dones del Espíritu Santo y representa al Espíritu Santo.
Y otras dos para ser cumplidas:
C. Hay que sumar los mandamientos con los dones. Es decir, añadir a la ley la gracia del espíritu santo: 10 + 7 = 17
D. Ahora hay que sumar todos los números desde el 0 al 17: 0+1+2+3+4+5+....+16+17= 153.
Si lo hace verá que sale eso, exactamente, 153. El número pescadero de la Biblia. Ahí estaba el sentido de la pesca milagrosa o mágica ¡Qué me dicen!
Sin duda se trató de todo un auténtico hallazgo divino para el santo. Y extraordinario para cualquiera que, sin serlo, no tenga un mínimo de razonamiento lógico. O no haya estudiado algo de matemáticas bachilleras.
En definitiva, uno que esté falto de conocimientos ciertos. Vayamos primero con la lógica.
Razonamiento lógico
Con todos mis respetos al santo, he de confesarles que me sorprende la inocencia de su razonamiento. Veamos.Primero: ¿Por qué escoge los mandamientos y no las bienaventuranzas? ¿Por qué los dones del espíritu y no las virtudes teologales?
Tras lo dicho la respuesta parece evidente. Porque con ellos, con sus números, sí salen las cuentas del 153. Cosa que no ocurre con el de las bienaventuranzas.
Segundo: ¿Por qué suma unos y otros? ¿Acaso es que los mandamientos se deben interpretar bajo la gracia del espíritu santo? Porque, si es así, entonces… Bueno no. Mejor lo dejamos aquí.
Tercero: ¿Por qué después suma todos los números? ¿Qué significado tiene esa nueva suma? ¿Por qué no los multiplica y así habría sacado más peces el bueno de Simón? Con la hambruna que había. Perdón. Perdonen el chiste.
Pero lo cierto es que la "numerologia" de San Agustín podría causar gracia por absurda, si no fuera porque esta “Matemística”, y otras falacias de razonamiento del mismo tipo, han servido de justificación y argumentos contra ideas y personas a lo largo de la historia.
Y con ellas se ha causado mucho dolor y provocado muchas desgracias a los seres humanos. Cercano está aún, el 11 de setiembre y las Torres Gemelas. Ya ven por donde voy.
Más Matemística
Ahora que lo pienso, la anterior, llamémosla, debilidad alegórica, del santo no es la única. Me vienen a la memoria un par de ellas.Entre otras interpretaciones agustinianas están la de que la Luna es el símbolo de la Iglesia, por la sencilla razón de que refleja la luz de Dios, que en este caso sería el Sol.
Estarán conmigo en que, sin duda alguna, esta exégesis bien podría pasar por el súmmum de las metáforas astronómicas.
O aquella otra de que el número 11 es el símbolo del pecado… porque sobrepasa al 10, símbolo de los mandamientos. Lo que enlaza con las Torres Gemelas…
¡Qué peligro tiene la ignorancia!
Por eso lo mejor que podemos hacer es sustituirla por conocimientos ciertos.
Y por aquello de que este blog nació con vocación de servicio, en este caso de divulgación de la ciencia, les aportaré algunos argumentos matemáticos que desmonten ese particular caso de numerología. (Continuará)
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