jueves, 18 de febrero de 2010

¿Qué le pasó al Puente de Tacoma? (I)

El sorprendente sucedido que experimentó este puente, el 7 de noviembre de 1940, se suele poner en los centros de enseñanza, como visual ejemplo paradigmático de la resonancia mecánica.

Un fenómeno frecuente en la vida de todos nosotros y que a la gran mayoría le resulta familiar, si bien no todos comprenden cómo se llega a producir.

Por supuesto que entre estos últimos no se encuentran los estudiantes de Física.

No al menos los que yo conozco. Pero ése es otro asunto. El que aquí nos trae es Tacoma

¿Qué es lo que pasó en ese puente? ¿Por qué ocurrió? Con su permiso se lo voy a contar por orden cronológico.

El Puente de Tacoma
Montado sobre el rio Narrows y construido durante la década de los treinta, con sus 1600 m de longitud y sólo dos carriles, fue uno de los puentes colgantes más importantes de su época.

Inaugurado el 1 julio de 1940, por tamaño pasó a ocupar el tercer lugar del mundo. Sólo era superado por el puente de Washington de Nueva York y el Golden Gate, sobre San Francisco.

Pero lo que es por notoriedad, ahí, casi de inmediato, pasó a ocupar el primer puesto. Y además para siempre.

Desde que fue abierto al tráfico, el puente demostró que no era como los demás. Se deformaba, ondulándose de un extremo a otro, al paso de los automóviles. Una cosa nunca vista en un puente.

Experimentaba un movimiento ondulatorio longitudinal que se mantenía y aumentaba, debido a que las vibraciones de los propios vehículos, provocaban un efecto de resonancia mecánica capaz de amplificarlo.

A la gente, que está a la que salta, le faltó tiempo, primero, para ponerle un mote, lo llamó 'Galloping Gertie' (Gertrudis galopante).

Y después para convertirlo en una atracción turística, ya que la experiencia de cruzarlo, andando o en automóvil, se parecía a la de subirse a una montaña rusa. Algo muy divertido.

'Galloping Gertie'
Como la resonancia era longitudinal, el puente se deformaba en esa dirección con la calzada subiendo y bajando en rítmicas, suaves y divertidas ondulaciones.

De modo que cuando lo atravesaban los conductores, veían a los vehículos que tenían delante, o a los que le venían de frente, desaparecer y aparecer ante sus ojos en sincronizadas y, todavía, suaves oleadas.

De ahí el apodo 'Galloping Gertie'. Era muy divertido para todos.

Bueno, para casi todos. A los ingenieros que lo construyeron maldita la gracia que les hacía. Estaban preocupados por el asunto. No era esperable ni, por supuesto, normal. Por lo que se apresuraron a realizar sus cálculos.

Unos cálculos que resultaron tranquilizadores. El efecto provocado por la resonancia, no hacía que la estructura del puente corriera peligro. Así que larga vida al puente. Todos tranquilos y a disfrutarlo. Lo malo es que no fue así.



A pesar de las declaraciones oficiales el puente apenas se mantuvo en pie cuatro meses. El 7 de noviembre de 1940 a las 11h, entró en un colapso estructural y terminó partiéndose en pedazos .

¿Cuál fue la razón? (Continuará).



1 comentario :

Anónimo dijo...

es buenisimoooooo