domingo, 14 de febrero de 2010

Cuando escucho mi voz grabada no me gusta nada (II)

(Continuación) Es decir, las de tonos más graves. Recordemos que la propiedad física conocida como frecuencia, es lo que en Acústica se conoce como tono, una de las propiedades del sonido junto con la intensidad y el timbre.

Y como oímos ambas emisiones a la vez, lo natural para nosotros, nuestra propia voz la percibimos más grave de lo que en realidad es.

Por eso cuando la escuchamos grabada -y por tanto no existe la conducción ósea, sólo el sonido transmitido por el aire-, nos oímos tal y como es. Más aguda. Como los demás nos oyen.


Por si están interesados, podemos completar el experimento. Si hablamos y nos taponamos los oídos sólo oiremos nuestra voz a través de las vibraciones de los huesos. Si lo hace comprobará que volvemos a percibir el tono grave. El que estamos acostumbrados.

Patología médica
De la extraordinaria capacidad transmisora del sonido que tiene nuestra cabeza, da buena prueba el hecho médico que aportan muchos pacientes que sufren anomalías del oído interno.

Llegan a intensificarla tanto, que el sonido de su propia respiración les puede resultar agobiante. Incluso afirman, que llegan a oír el movimiento de sus ojos en las órbitas. Tremendo.

Pero si, afortunadamente, no padecemos ninguna anomalía, este sistema interno de transmisión del sonido nos puede dar una sorpresa agradable.

Es la que nos ofrecen unos novedosos cepillos de dientes eléctricos con música incorporada. Como lo leen.

Un artilugio que nos permite oír música mientras -y sólo mientras, ojo al dato- nos aseamos la dentadura con dicho cepillo.

Es lo que se dice estar con la música en los dientes.

Con la música en los dientes
Los cepillos de dientes con música son una simpática prueba de la capacidad transmisora que tienen los huesos de la cabeza para transmitir las ondas mecánicas y por tanto el sonido.

Estos cepillos musicales constituyen una vuelta de tuerca más, en el concepto de limpieza dental.

Lo son al añadir al cepillo eléctrico un dispositivo que reproduce una canción en el interior de nuestra boca y que oímos mientras, y sólo, nos limpiamos los dientes.

La explicación de porqué ocurre así, ya se la estará imaginando.

La música nos llega al oído interno a través de la dentadura y la mandíbula, que transmiten vibraciones generadas por el reproductor musical.

Algo parecido a como oímos por los auriculares que nos colocamos en el tímpano, sólo que vía interna.

Por eso, si no tenemos el cepillo en contacto con los dientes, no oiremos la canción.

Y por supuesto mientras la oímos, alguien que esté a nuestro lado, sólo oirá el típico zumbido de un cepillo eléctrico.

Por lo que he leído no es muy extenso el repertorio musical que ofrecen las distintas marcas que ya fabrican estos higiénicos y musicales cepillos.

De modo que no encuentro muy interesante el artilugio. (Continuará).

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