miércoles, 2 de noviembre de 2016

Desmontando el cambio de hora (y 2)

(Continuación) Desde 2002 está regulado por una directiva a nivel comunitario europeo, y es de obligado cumplimiento para todos los países que la componen.

Ergo, está igual de claro. Las Comunidades Autónomas no pueden tampoco tomar ninguna medida en lo relacionado con el cambio horario. Es una competencia exclusiva a nivel comunitario europeo.

El cambio de hora por cambio horario no lo puede realizar una Autonomía, porque se lo impiden tanto el Gobierno central de la nación de la que forma parte, como la Unión Europea de la que forma parte la nación.

Así que fuera debate y fin de la discusión pero no me malinterpreten.

Así en Valencia como en Baleares
Es más que loable que cada comunidad autónoma defienda sus propios intereses. Digo cada comunidad porque les supongo al tanto de que el presidente valenciano, ha hecho lo propio para la suya y en la misma línea de lo reclamado por Baleares.

Quitar tiempo de sol por las tardes, al cambiar al horario de invierno y atrasar una hora, perjudica al negocio turístico. Esa es su opinión y por tanto actúa. Lo que dicho así, nada más oírlo, resulta comprensible ¿cómo no?

Máxime si tenemos en cuenta y sin ir más lejos, este "veroño" que ha vuelto como si no estuviéramos a finales de octubre.

O si nos fijamos en las tiendas de ropa de vestir, con sus escaparates y estanterías repletas de prendas de invierno, y sus dependientes estáticos, expectantes y vestidos con ropa de verano. Toda una paradoja.

Sin embargo, si les prestamos algo de atención, o sea si lo escuchamos en vez de sólo oírlo, a poco que lo hagamos termina resultando absurdo.

Tótum revolútum
¿Qué ocurriría si cada comunidad se acogiera a una hora distinta? ¿Cómo de complejo resultaría intentar unificar criterios y reducir las incomodidades que, inevitablemente, originarían a los ciudadanos el cambio horario?

¿Compensaría lo que en la práctica vendría a ser como utilizar varios husos horarios en el país? Mucho me temo que estaríamos ante un tótum revolútum, un todo revuelto de difícil ordenamiento.

Por cierto, ya que los he nombrado, me refiero a los husos horarios, otro debate sería si el cambio de hora lo basáramos, en vez de en un cambio horario, en un cambio de huso horario al que acogernos, es decir, en decidir cuál debe ser nuestra hora oficial.

Esto sí que estaría en nuestras manos desde el punto de vista oficial y legal. Incluso ya de la que va, podría hasta resultar conveniente y razonable plantearnos su discusión, desde un punto de vista científico.



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