(Continuación) Pigafetta, antes de entregar a Carlos V en Valladolid toda la documentación del viaje, junto con el diario de a bordo de los que era responsable y autor, naturalmente los revisó. Y se llevó una sorpresa.
Por el diario, la nave había arribado a Sevilla el día 7 de setiembre, mientras que en la ciudad le dijeron que era 8 de setiembre de 1522.
A los navegantes les faltaba un día. Pero Pigafetta no se había equivocado.
Un misterio sin explicación que pronto dejó de serlo.
La explicación vino poco después de mano de los conocimientos científicos, como no puede ser de otra forma. En este caso de la Astronomía.
Como hoy día sabemos, la Tierra está sometida a movimientos de diversa índole. Siendo los principales: rotación, traslación, precesión y nutación.
Es el primero de ellos, el de rotación, el que nos interesa. Lo efectúa girando sobre sí misma a lo largo de un eje ideal denominado eje terrestre que pasa por sus polos, Norte y Sur.
Vista desde el Polo Norte, la rotación terrestre va desde el Oeste al Este, es decir, en sentido contrario al movimiento de las manecillas del reloj.
En este mismo sentido antihorario también se trasladan los planetas alrededor del Sol y la Luna alrededor de la Tierra.
Se dice que es un giro en sentido positivo. El movimiento directo de la rotación terrestre.
Por eso, en disciplinas científicas como Astronomía y Matemáticas se suelen tomar como sentido positivo en los dibujos, el giro en sentido antihorario. Así es como medimos los ángulos en Geometría. De 0º a 90º en sentido antihorario, es decir de las tres a las doce del reloj.
Por el contrario, el sentido horario es el mismo que el del movimiento de la sombra del Sol en el hemisferio Norte. Se dice que es un giro en sentido negativo.
Es un movimiento retrógrado, opuesto al movimiento directo de la rotación de la Tierra. Como pasar de un valor de 90º a 0º, es decir de las doce a las tres del reloj.
Luego cuando viajamos hacia el Oeste, al hacerlo en sentido contrario al de rotación terrestre, perdemos un día, independiente del tiempo que tarde el viaje.
Por el contrario, si lo hacemos hacia el Este lo ganamos.
En el caso de Elcano ya sabemos que lo perdió. Pero fue mucho lo ganado por la ciencia, a cambio de un solo día perdido.
Quienes, por cierto, no perdieron fueron los armadores.
Con la venta de las especias traídas en la Victoria, se pagaron colmadamente los gastos ocasionados para armar las cinco naos de la flota.
Así que doble éxito, comercial y científico.
Otros monumentos conmemorativos
Anterior al monumento de Plaza de Cuba de este año 2010, la ciudad de Sevilla erigió un conjunto escultórico conmemorativo, que está ubicado en la glorieta de los Marineros Voluntarios, situada en la Avenida de la Palmera, frente al Puente de los Remedios.Este monumento fue el cumplimiento de una promesa que se hizo, de un más digno reconocimiento a la gesta, cuando el 12 de octubre de 1919, cuatrocientos años después de la expedición, se colocaba una lápida que la recordaba.
O sea que tarde y mal.
Dicha lápida se encuentra en uno de los muros del que fue convento del Carmen, hoy Museo de Carruajes, al comienzo de la calle Juan Sebastián Elcano.
Que como calle no está mal. Y además junto al rio grande.
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