(Continuación) Se ve que la rivalidad entre superhéroes no se queda en el terreno de la ciencia-ficción del ‘pulp magazines’.
Lo sobrepasa y llega hasta este nuevo y singular podio de ganancias mercantiles, más propio de otros personajes y de otra ciencia, como es la Economía.
En esta ocasión ha sido la casa de subastas Heritage Auction Galleries de Dallas, la encargada de venderlo. Y según declaró con posterioridad uno de sus responsables, no esperaban que el ejemplar superara los 100 000 dólares.
A la vista está que no anduvo fina en su estimación. Apenas habían transcurrido unos minutos y las pujas ya habían multiplicado por cuatro esa cifra. De hecho alcanzó la turbadora cifra de 1,07 millones de dólares, más o menos unos 792 000 euros.
Ya ven. Como suele ocurrir a veces, la realidad se encarga de superar todas las previsiones.
El ejemplar del justiciero alado pertenece al número 27 de Detective Comics, editado en mayo de 1939.
En él aparecía por primera vez el hombre murciélago creado por Bob Kane, y también su precio era de 10 centavos de dólares. Como el de Supermán.
Así que más de lo mismo en lo que respecta al análisis económico. Ha multiplicado su valor diez millones de veces, en tan solo 71 años.
Y no es ficción, sino realidad. Dicho así suena casi inmoral.
No pretendo decir que no lo valgan. Dios me libre. No. Aunque tampoco estaría de más precisar, que una cosa es el valor y otra el precio. Y que no conviene confundirlas.
Para eso está la ciencia social conocida como Economía. Ella es la que estudia las relaciones implicadas en los procesos de intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios.
Y el cómic es eso. Un servicio y un bien. De ahí su precio. Sus altos precios.
Precios que se han multiplicado merced al éxito alcanzado por los personajes en su trasvase a la gran pantalla.
Un factor a considerar cuando analicemos la razón de este fenómeno ligado al mundo de los superhéroes de los cómic-books.
Pero antes de llegar ahí, quizás convendría revisar desde cuándo se produce este fenómeno de revalorización de un tebeo.
Por supuesto que éstos dos que nos ocupan hoy, no son los primeros tebeos por los que se pagan una considerable cantidad. Ni tampoco serán los últimos.
- ¿Qué sabemos de los precios pagados por otros cómics?
- ¿Cuál será y cuánto se pagará por el siguiente ejemplar que “reviente” la marca de este elitista club de los cómics millonarios?
- ¿Seguirá la estela trazada por la exclusiva zaga de los iniciadores del género, a finales de los años 30 del siglo pasado?
Como de toda actividad humana que se precie, de este asunto económico-comicero en particular, también existen registros documentales.
Son la evidencia de lo sucedido y a ellos recurriremos. Conforman el campo de conocimiento de otra ciencia social, la Historia.
Será, junto con la Economía, la segunda de las ciencias sociales que asociemos a la ciencia-ficción.
Como ya nos advierten en Spiderman, otro superhéroe, éste humano pero con superpoderes, “el mundo es un pañuelo”.
Se conoce como el síndrome de Peter Parker. (Continuará)
Lo sobrepasa y llega hasta este nuevo y singular podio de ganancias mercantiles, más propio de otros personajes y de otra ciencia, como es la Economía.
En esta ocasión ha sido la casa de subastas Heritage Auction Galleries de Dallas, la encargada de venderlo. Y según declaró con posterioridad uno de sus responsables, no esperaban que el ejemplar superara los 100 000 dólares.
A la vista está que no anduvo fina en su estimación. Apenas habían transcurrido unos minutos y las pujas ya habían multiplicado por cuatro esa cifra. De hecho alcanzó la turbadora cifra de 1,07 millones de dólares, más o menos unos 792 000 euros.
Ya ven. Como suele ocurrir a veces, la realidad se encarga de superar todas las previsiones.
El ejemplar del justiciero alado pertenece al número 27 de Detective Comics, editado en mayo de 1939.
En él aparecía por primera vez el hombre murciélago creado por Bob Kane, y también su precio era de 10 centavos de dólares. Como el de Supermán.
Así que más de lo mismo en lo que respecta al análisis económico. Ha multiplicado su valor diez millones de veces, en tan solo 71 años.
Y no es ficción, sino realidad. Dicho así suena casi inmoral.
Ciencia-ficción y Economía
Pero ya se sabe que en este mundo de la economía, con frecuencia, el mundo real no es más que un caso especial. Y éste debe ser uno de ellos.No pretendo decir que no lo valgan. Dios me libre. No. Aunque tampoco estaría de más precisar, que una cosa es el valor y otra el precio. Y que no conviene confundirlas.
Para eso está la ciencia social conocida como Economía. Ella es la que estudia las relaciones implicadas en los procesos de intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios.
Y el cómic es eso. Un servicio y un bien. De ahí su precio. Sus altos precios.
Precios que se han multiplicado merced al éxito alcanzado por los personajes en su trasvase a la gran pantalla.
Un factor a considerar cuando analicemos la razón de este fenómeno ligado al mundo de los superhéroes de los cómic-books.
Pero antes de llegar ahí, quizás convendría revisar desde cuándo se produce este fenómeno de revalorización de un tebeo.
Por supuesto que éstos dos que nos ocupan hoy, no son los primeros tebeos por los que se pagan una considerable cantidad. Ni tampoco serán los últimos.
- ¿Qué sabemos de los precios pagados por otros cómics?
- ¿Cuál será y cuánto se pagará por el siguiente ejemplar que “reviente” la marca de este elitista club de los cómics millonarios?
- ¿Seguirá la estela trazada por la exclusiva zaga de los iniciadores del género, a finales de los años 30 del siglo pasado?
Como de toda actividad humana que se precie, de este asunto económico-comicero en particular, también existen registros documentales.
Son la evidencia de lo sucedido y a ellos recurriremos. Conforman el campo de conocimiento de otra ciencia social, la Historia.
Será, junto con la Economía, la segunda de las ciencias sociales que asociemos a la ciencia-ficción.
Como ya nos advierten en Spiderman, otro superhéroe, éste humano pero con superpoderes, “el mundo es un pañuelo”.
Se conoce como el síndrome de Peter Parker. (Continuará)
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