Me imagino que estarán al tanto de la doble, sorprendente y comiquera noticia.
Hace algo más de una semana, en EEUU, se ha llegado a pagar un millón de dólares por un ejemplar de un cómic. Sorprendente.
Y también doble. Porque no ha ocurrido una sola vez. No. En cuestión de días ha sucedido en dos ocasiones. Con un ejemplar de otro cómic.
Así que dos millones de dólares por dos tebeos en una semana. Que se dice pronto.
El contenido de ambos cómics es la ciencia-ficción. Se trata de dos superhéroes. Uno procede del espacio. Es extraterrestre, kriptoniano para más señas y con superpoderes. Un ser sobrehumano.
El otro es un terrícola. Sólo un ser humano. Aunque, eso sí, particularmente preparado para combatir el mal. Pero sin superpoderes. Una gran diferencia entre ellos.
Sólo les veo algo en común. Coinciden en que ambos son personajes fundacionales del género.
Dos pesos pesados. Dos justicieros carismáticos que pertenecen a su Edad de Oro. Y no les digo más.
Seguro que saben quienes son. Supermán y Batman. Por supuesto. Quiénes si no. Dos iconos del género.
Según cuentan, un comprador anónimo cerró la operación a los pocos minutos de iniciarse la subasta, al realizar la sorprendente y elevada oferta. Una oferta que, a la vista está, no pudieron rechazar.
Una operación comercial controlada por una ley inexorable de la Economía: la de la oferta y la demanda.
Y de cuyos entresijos conocemos algunos detalles, intuimos otros y, probablemente, ignoremos para siempre otros tantos.
El más espectacular y publicitado de ellos es el de su precio. Un millón de dólares, unos 740 000 euros al cambio.
Ése fue el montante económico de la transacción y para el que la ComicConnect, empresa que dirigió la subasta, ofreció la posibilidad de poder pagar en seis meses.
Sin intereses. Todo un detalle por su parte.
Se trata de la mayor cantidad de dinero nunca pagada por un cómic que además, y motivo por el que viene a este negro sobre blanco, es de un superhéroe.
Perdón. Bien dicho. Del superhéroe por excelencia. Vamos de Supermán.
En concreto se trata del primer cómic de este defensor del bien y la justicia. El Action Comics nº 1, publicado en junio de 1938.
El comienzo de Supermán y la raíz, también, del género de superhéroes.
Un ejemplar que costó 10 centavos de dólar en su tiempo y que hoy, 72 años después, se ha comprado por un precio diez millones de veces superior.
El primer tebeo de un millón de dólares.
No está nada mal como titular periodístico. Ni mucho menos. Tampoco como plusvalía. No. Es más. Quién la pillara.
Algo que, a los hechos me remito, también ocurre en el mundo ficticio de los superhéroes.
Con apenas días de diferencia, el habitante de Kriptón ha perdido su liderazgo económico. Ahora está en manos de un habitante de la Tierra.
Ya no es de Superman el tebeo más caro del mundo. Ahora es de Batman. No se puede decir que le haya durado mucho. Pero es lo que hay. (Continuará).
Hace algo más de una semana, en EEUU, se ha llegado a pagar un millón de dólares por un ejemplar de un cómic. Sorprendente.
Y también doble. Porque no ha ocurrido una sola vez. No. En cuestión de días ha sucedido en dos ocasiones. Con un ejemplar de otro cómic.
Así que dos millones de dólares por dos tebeos en una semana. Que se dice pronto.
El contenido de ambos cómics es la ciencia-ficción. Se trata de dos superhéroes. Uno procede del espacio. Es extraterrestre, kriptoniano para más señas y con superpoderes. Un ser sobrehumano.
El otro es un terrícola. Sólo un ser humano. Aunque, eso sí, particularmente preparado para combatir el mal. Pero sin superpoderes. Una gran diferencia entre ellos.
Sólo les veo algo en común. Coinciden en que ambos son personajes fundacionales del género.
Dos pesos pesados. Dos justicieros carismáticos que pertenecen a su Edad de Oro. Y no les digo más.
Seguro que saben quienes son. Supermán y Batman. Por supuesto. Quiénes si no. Dos iconos del género.
El cómic de Supermán
La noticia saltó a finales de febrero. En una subasta que se había realizado a través de Internet, se había pagado una millonaria cantidad por un cómic de Supermán.Según cuentan, un comprador anónimo cerró la operación a los pocos minutos de iniciarse la subasta, al realizar la sorprendente y elevada oferta. Una oferta que, a la vista está, no pudieron rechazar.
Una operación comercial controlada por una ley inexorable de la Economía: la de la oferta y la demanda.
Y de cuyos entresijos conocemos algunos detalles, intuimos otros y, probablemente, ignoremos para siempre otros tantos.
El más espectacular y publicitado de ellos es el de su precio. Un millón de dólares, unos 740 000 euros al cambio.
Ése fue el montante económico de la transacción y para el que la ComicConnect, empresa que dirigió la subasta, ofreció la posibilidad de poder pagar en seis meses.
Sin intereses. Todo un detalle por su parte.
Se trata de la mayor cantidad de dinero nunca pagada por un cómic que además, y motivo por el que viene a este negro sobre blanco, es de un superhéroe.
Perdón. Bien dicho. Del superhéroe por excelencia. Vamos de Supermán.
En concreto se trata del primer cómic de este defensor del bien y la justicia. El Action Comics nº 1, publicado en junio de 1938.
El comienzo de Supermán y la raíz, también, del género de superhéroes.
Un ejemplar que costó 10 centavos de dólar en su tiempo y que hoy, 72 años después, se ha comprado por un precio diez millones de veces superior.
El primer tebeo de un millón de dólares.
No está nada mal como titular periodístico. Ni mucho menos. Tampoco como plusvalía. No. Es más. Quién la pillara.
El cómic de Batman
Pero como se suele decir, en esta vida real nuestra, siempre hay alguien que es más que uno.Algo que, a los hechos me remito, también ocurre en el mundo ficticio de los superhéroes.
Con apenas días de diferencia, el habitante de Kriptón ha perdido su liderazgo económico. Ahora está en manos de un habitante de la Tierra.
Ya no es de Superman el tebeo más caro del mundo. Ahora es de Batman. No se puede decir que le haya durado mucho. Pero es lo que hay. (Continuará).
2 comentarios :
No se pueden decir que tenga mucho que ver con las ciencias
Exacto anonimo, no tiene nada que ver, deja evidente su justa cultura.
un saludo desde Paraguay
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