Seguro que ha oído o empleado alguna vez la expresión pero, ¿qué decimos?:
“cocer al baño (de) María” o “cocer en un baño (de) María”.
O lo que es lo mismo: ¿Se trata de una forma de cocinar?, un procedimiento para someter a una sustancia delicada a un calentamiento indirecto, suave y uniforme ¿O es un aparato?, vamos un cacharro.
Según el diccionario de la RAE, el baño (de) María es “un recipiente con agua puesto a la lumbre y en el cual se mete otra vasija para que su contenido reciba un calor suave y constante en cierta operaciones culinarias, farmacéuticas o químicas”.
Es una expresión que parece derivar del latín medieval ‘balneum Maríae’ y, en nuestra lengua, hace referencia al cacharro, por lo que, mientras escribo, tomo conciencia de que llevo toda mi vida, privada y profesional, ya saben que soy químico, expresándome mal.
Suelo decir: “al baño María”, es decir, que para mí significa una forma de tratar a un material, sea en la cocina de mi casa o en el mechero del laboratorio.
En fin, qué le vamos a hacer. Tomo buena nota y sigo con lo mío.
Al parecer el nombre se lo puso el médico y alquimista español Arnauld de Villanova. Lo hizo en el siglo XIV y en honor de María la Judía.
La primera mujer científica de la que se conserva constancia escrita de sus trabajos, si bien los originales se perdieron.
Lo sabemos por los escritos enciclopédicos del alquimista griego Zósimo de Panopolis, en los que dice haber tenido en sus manos una obra suya, donde da una pormenorizada descripción del instrumental.
Habla de ella siempre en pasado, y la cita como una diestra experimentadora y buena diseñadora del instrumental de laboratorio.
“cocer al baño (de) María” o “cocer en un baño (de) María”.
O lo que es lo mismo: ¿Se trata de una forma de cocinar?, un procedimiento para someter a una sustancia delicada a un calentamiento indirecto, suave y uniforme ¿O es un aparato?, vamos un cacharro.
Según el diccionario de la RAE, el baño (de) María es “un recipiente con agua puesto a la lumbre y en el cual se mete otra vasija para que su contenido reciba un calor suave y constante en cierta operaciones culinarias, farmacéuticas o químicas”.
Es una expresión que parece derivar del latín medieval ‘balneum Maríae’ y, en nuestra lengua, hace referencia al cacharro, por lo que, mientras escribo, tomo conciencia de que llevo toda mi vida, privada y profesional, ya saben que soy químico, expresándome mal.
Suelo decir: “al baño María”, es decir, que para mí significa una forma de tratar a un material, sea en la cocina de mi casa o en el mechero del laboratorio.
En fin, qué le vamos a hacer. Tomo buena nota y sigo con lo mío.
María la Judía
Al parecer el nombre se lo puso el médico y alquimista español Arnauld de Villanova. Lo hizo en el siglo XIV y en honor de María la Judía.
La primera mujer científica de la que se conserva constancia escrita de sus trabajos, si bien los originales se perdieron.
Lo sabemos por los escritos enciclopédicos del alquimista griego Zósimo de Panopolis, en los que dice haber tenido en sus manos una obra suya, donde da una pormenorizada descripción del instrumental.
Habla de ella siempre en pasado, y la cita como una diestra experimentadora y buena diseñadora del instrumental de laboratorio.
Miriam o María la Profetisa es una de las tres principales alquimistas alejandrinas, junto con Cleopatra la Copta y Teosabia.
Un trío de iniciadas en la aracáica máxima: 'Ora, lege, lege, relege, labora et invenies'. (Reza, lee, lee, relee, trabaja y encuentra).
Extraordinaria laborante e inventora
Considerada como la Eva particular de la Alquimia, sus inventos e ideas contribuyeron a que esta pseudociencia adquiriera unas características que terminarían por convertirla en una ciencia: la Química.
Uno de los pilares del conocimiento científico.
En su preocupación por el descubrimiento de la piedra filosofal, María, mostró cómo construir tuberías de plomo (Pb) con láminas del metal, y trabajó con distintas aleaciones de cobre (Cu), plata (Ag) y oro (Au), así como con muchos sulfuros de estas sustancias. (Continuará)
1 comentario :
no sabía lo del baño maría, espero la continuación.
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