Según aseguran en la Clínica Alemana del Ratón de Múnich, lo único que hacen es acercar el roedor a una especie de barra de gimnasia. Por instinto el animal se estira y se agarra a ella esforzándose por no caer. Eso dicen.
El aparato, llamado Grip Strenght, mide la fuerza muscular y analiza la sangre, la visión y el oído del roedor. La importancia del experimento radica en el hecho de que, a partir de los resultados obtenidos, se podrían conocer los mecanismos moleculares que, cuando hay mutaciones, generan enfermedades.
Esto es así porque el genotipo del ratón, sea forzudo o no, ya está descifrado por completo y coincide en un noventa y cinco por ciento (95 %) con el nuestro. Para que luego digan que la evolución es sólo una teoría.
¡Malditos roedores!
El aparato, llamado Grip Strenght, mide la fuerza muscular y analiza la sangre, la visión y el oído del roedor. La importancia del experimento radica en el hecho de que, a partir de los resultados obtenidos, se podrían conocer los mecanismos moleculares que, cuando hay mutaciones, generan enfermedades.
Esto es así porque el genotipo del ratón, sea forzudo o no, ya está descifrado por completo y coincide en un noventa y cinco por ciento (95 %) con el nuestro. Para que luego digan que la evolución es sólo una teoría.
¡Malditos roedores!
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