Lo llaman contaminación lumínica. Deslumbra a los aviones, molesta a las aves, perjudica a los observatorios astronómicos y dicen que contribuye a aumentar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y el tamaño del agujero de ozono (O3).
Nadie puede dudar que la luz pasa factura.
Nadie puede dudar que la luz pasa factura.
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