lunes, 11 de marzo de 2013

¿Qué hacer si vamos en un ascensor que se precipita hacia el suelo? (1)


Sí. De acuerdo. Coincido con usted. Ya hemos razonado que los ascensores modernos disponen de tantos dispositivos de seguridad, que semejante situación es prácticamente imposible que se produzca. Sin embargo…

Sin embargo la imaginación es libre. Y el simple hecho de ser aparatos estadísticamente muy seguros, no impide que un fugaz e inquietante pensamiento recorra nuestra mente: ¿cómo deberíamos reaccionar en dicha situación?


Cómo ir en un ascensor que se desploma, y no morir en el intento
Para esos segundos inimaginables, en los que hay que decidir cómo intentar salvar su vida, el hombre se ha imaginado más de una posible solución. Por si les interesa, y movido por una luctuosa curiosidad, he recopilado hasta una manita de ellas.

Manita que paso a compartir con ustedes. Veamos. Para evitar, en la medida de lo posible, el impacto de la caída

1. deberemos saltar hacia arriba 
La respuesta, evidentemente intuitiva (si caigo lo que debo hacer es saltar para no chocar), puede parecer, así a bote pronto, incluso razonable.

No faltarán quienes argumenten que, para evitar hacerse añicos en el ascensor, lo que deberemos hacer es anular la velocidad de caída, saltando hacia arriba a la misma velocidad (módulo). Y hacerlo justo una fracción de fracción de segundo, antes del impacto.

Pero esto es, visto a bote pronto. Si le prestamos algo más de atención, veremos que la hipótesis del salto tiene algunos, digamos, escollos que salvar, desde el punto de vista de la ciencia. A saber:

1.1. Dificultad psicológica. Damos por sentado que seremos capaces de mantener la suficiente presencia de ánimo, como para no ponernos nerviosos y dar al traste con la saltarina acción salvadora. Como al soldado, el valor lo suponemos.

1.2. Dificultad temporal. Pero es que, en tan delicados momentos, hay que sincronizar con total precisión salto humano e impacto ascensoril. Algo nada fácil de conseguir, como puede suponer, y con trascendentales consecuencias, como se podrá imaginar.

Adelantarse un instante significaría darse con la cabeza en el techo, para luego verse lanzado al suelo, en cuanto el ascensor impactara. Retrasarse ese mismo instante significaría… Bueno ya se lo imagina.

Una ardua sincronización que se hace más difícil aún, dado que no sabemos cuándo se producirá el impacto, si bien es cierto que, algo de ayuda tendríamos si funcionara el indicador numérico, ése que nos dice por qué planta vamos cayendo. Algo es algo.

1.3. Dificultad cinemática. Item. Es evidente que debemos saltar, no sólo en el momento justo, también con la misma velocidad con la que baja el ascensor. Lo que plantea un nuevo problema: el de saber cuánto vale esa velocidad.

Un problema que, como tantos, tiene dos lados. Uno malo. No tenemos forma de saberla. Y otro bueno. Importa poco porque, en realidad, no hace al caso. Es así.

Basta con pensarlo. Si, por ejemplo, cae desde veinte metros (20 m) de altura, al llegar al suelo lo hará con una velocidad de veinte metros por segundo (20 m/s) y habrá tardado, en dicho desplazamiento, dos segundos (2 s).

Y la única forma de anular esa velocidad es pegando un salto con esa misma velocidad inicial, lo que le permitiría, por otro lado, alcanzar esa altura de veinte metros (20 m).

Un detalle a tener muy en cuenta porque, antes de llegar a esa cota, se encontraría con el techo del ascensor, con el que chocaría irremediablemente en la subida, sufriendo su cabeza unas más que graves lesiones (1).

Lesiones a las que hay que sumar las, no menos graves, que se produzca cuando usted caiga al suelo del ascensor (2), todo lo que sube baja. Y por supuesto las que se deriven del choque del propio ascensor con el suelo y después con usted (3). Vamos, un desastre.

Inciso docente. Para los cálculos de las cifras que les he dado antes, he supuesto que el ascensor experimenta una caída libre (g = 10 m/s2), es decir, un Movimiento Recto Uniformemente Acelerado (MRUA) sin rozamiento (µ = 0). De modo que de:

[2] xxx∆h = vo·∆t + ½ ·g·∆t2 xx;xxx 20 = 0 + ½·10·∆t2 xx;xxx ∆t = 2 s

[3]xxx v = vo2 + 2·g·∆hxx ;xxx v2= 0 + 2·10·20 = 400 xx;xxx v = ± 20 m/s

Fin del inciso y vuelvo al salto. (Continuará)


4 comentarios :

Anónimo dijo...

Impresionante. Entonces, si caes en un ascensor en marcha, se puede decir que estas.....jodido! Yo pensaba que si saltabas quedabas suspendido. Gracias por la informacio.

Unknown dijo...

Estimado Profesor,

he estado discutiendo esta cuestión largo y tendido con amigos, y muchos me defendían que no se puede saltar dentro de un ascensor. Mi amigo Migue, recién físico nuclear, me decía que sí.

Mi pregunta es: si caemos dentro de un ascensor, ¿no sería como un vuelo parabólico? ¿No experimentaríamos ingravidez, y por ende podríamos saltar aunque no evitar el inevitable trompazo?

Enhorabuena por el blog, gracias, y un saludo,
su alumno,
Pablo Valdueza Plaza.

Carlos Roque Sánchez dijo...

Hola Pablo. Me alegra saber de ti. Ya me contarás qué haces.
Son tres buenas preguntas las que me planteas como comentarios; tan buenas que bien merecen unas respuestas enrocadas, vamos con categoría de entradas.
En cuánto pueda estas navidades me pongo manos a la obra.
Gracias por tu correo y tus amables palabras
Carlos Roque Sánchez

Anónimo dijo...

Esq si tu cabeza alfinal queda con el techo del elevador... Podrías usar las manos para que no te choques con el tejado? Es que no lo entiendo