(Continuación) En
primer lugar descubrieron que en las ratas, el consumo de bebidas carbónicas
causaba un aumento de la actividad de áreas concretas de la Trigeminal subnucleus caudalis.
Es una región
del cerebro que reenvía señales de dolor desde la lengua y la boca a otras
zonas del cerebro.
Después suministraron
a las ratas Dorzolamida, otro
inhibidor de la enzima que transforma el dióxido en ácido. Y se obtuvieron los
resultados esperados.
El consumo de
bebidas carbónicas no produjo ningún aumento en esa región del cerebro.
Una respuesta
con la que ir más allá en la investigación. Ya saben cómo funciona la ciencia.
Cada respuesta dada provoca al menos una manita (5) de preguntas más.
Y una de ellas fue,
¿para qué necesitan las ratas detectar el ácido carbónico?
¿Para qué
necesitan las ratas detectar el ácido carbónico?
Una buena
pregunta para la que no parece haber respuesta clara aún.
Se piensa que
puede ser así para poder detectar aquellos alimentos que se encuentren
fermentados y, por tanto, no deban ser comidos.
Un mecanismo
selectivo de protección por tanto, para no ingerir alimentos en mal estado.
Sin embargo
muchos de los alimentos que tomamos han sufrido un proceso de fermentación y resultan totalmente
comestibles.
Estoy pensando
en diferentes bebidas como el vino, la cerveza, el champán. Y alimentos como el
yogur, las chacinas, etcétera.
No. Lo
fermentado no siempre es sinónimo de malo. Y en éstas estamos. Por lo último
que he leído, se sigue investigando. Les mantendré informados.
Y para ir
acabando ¿Qué es lo que produce el gas de las bebidas carbónicas? ¿Dolor o placer?
Pues va ser que los dos. Verán.
Dolor y placer
Es un detalle
que hemos pasado por alto. Pero para lo que sí tenemos respuesta.
Los últimos
experimentos, realizados en el 2009 por el profesor Emily Liman de la Universidad del Sur de California, ponen de
manifiesto que, en realidad, la reacción química del dióxido de carbono provoca
las dos sensaciones distintas: la de acidez (agradable) y la de picor
(dolorosa).
De hecho es el
mismo tipo de células el que detecta ambas sensaciones. Unas células que están
asociadas a un gen conocido como TRPA1 y que sirven como sensores del
dolor en general.
Así que ya lo
sabemos. Es una sensación dual ya que son las mismas células las que nos avisan
cuando bebemos una bebida carbónica o acompañamos nuestra comida con mostaza o
rábanos.
1 comentario :
despues de leerle cada vez me gustan mas las bebidas con gas
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