jueves, 6 de febrero de 2014
C.P.E. DOCTOR FLEMING DE SEVILLA
Se encuentra en el barrio de Nervión (CP: 41005), en la calle Juan de Padilla que comienza en Marqués de Nervión y termina en Alonso Cano.
Yo vi construir este edificio, en mis años de adolescente, allá por mediados de los sesenta del pasado siglo XX. De hecho fue el ambulatorio de mi familia durante algunos años.
Y lleva el nombre del doctor. Es por tanto, quizás, el último reconocimiento público de la ciudad al insigne científico, posterior ya a su muerte. Porque Fleming murió el 11 de marzo de 1955, cinco semanas antes que lo hiciera Albert Einstein.
Ese mismo año también morían el escritor y filósofo español Ortega y Gasset, el antropólogo y teólogo francés P. Teilhard de Chardin, el novelista alemán Thomas Mann y el actor estadounidense James Dean. Científicos unos y artistas otros.
Un año aciago para la Humanidad y las Humanidades, a qué dudarlo. Una muerte que en el caso de Fleming, disparó las muestras de reconocimientos hacia su vida y obra.
Si ya hemos comentado que en vida este capítulo fue más que numeroso en todo el mundo, tras su fallecimiento esa magnificencia quedó prácticamente en nada, comparada con los que le sucedieron.
Por doquier surgieron monumentos y se puso su nombre a calles y plazas que honraban su memoria y el trascendental descubrimiento que la penicilina supuso para toda la humanidad.
Uno de los primeros monumentos que se le dedicó en España se puso en la Plaza de las Ventas de Madrid y fue costeado por los toreros (1964).
Y es que, antes de la penicilina, una cornada podía acarrear consigo una infección casi segura siempre y grave en muchos casos, cuando no mortal.
Y ya que hablamos de toreros, nos vamos a un hotel sevillano.
Que no es el que se está imaginando. O creo.
No es el Hotel Colón, donde se alojó el doctor Fleming durante su estancia sevillana, y conocido, entre otras cosas, por ser el hotel en el que se alojan los toreros antes de ir a la plaza de toros de La Maestranza. No.
Éste lleva (llevaba) por nombre el apellido del científico y en él nunca estuvo. Nunca hubiera podido estar. Era una imposibilidad física.
Vamos pues, camino del HOTEL FLEMING.
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