miércoles, 18 de junio de 2008

Electricidad y politica (y II)

Algún día, podrá gravarla con impuestos.
Michael Faraday, científico inglés (1791-1867)

(Continuación). También iba dirigida a un político, en esta ocasión el Ministro de Economía británico, William Gladstone, quien le preguntó que para qué servían los enormes aparatos eléctricos de su laboratorio.

Que cuál sería la utilidad de la electricidad para Inglaterra.

Según parece, Faraday, le espetó lo de que no sabía exactamente para qué servirían esas máquinas, pero que estaba seguro que algún día les pondría impuestos.

Y vaya si acertó. Nada más hay que comprobar las facturas que nos mandan a casa.

También esta anécdota escenifa otra tensión social. La existente entre el desarrollo de la electricidad y los abusos políticos de los gobernantes.

En el terreno experimental, Faraday es el padre del primer motor eléctrico funcional, movido con corriente eléctrica procedente de una pila.

También de la dinamo, primer generador de corriente eléctrica sin sustancias químicas.

Y del efecto Faraday, la constante de Faraday, la jaula de Faraday (ésa que impide que en un avión, mientras volamos, nos afecten las descargas eléctricas que se producen en las tormentas), etc.

O sea, que las investigaciones de Faraday forman la base de todo lo que es básico para nuestro desarrollo industrial y bienestar social.

En lo que respecta a las anécdotas,poco más que decir. Dos interlocutores distintos -uno un Padre de la Patria, otro un Ministro de Hacienda- y dos respuestas diferentes. A cada cual lo suyo.

Faraday fue siempre muy humilde, pero nunca un ingenuo. Vivió en un mundo en el que la ciencia ya comenzaba a tener reconocimiento social y político.

Baste recordar que, poco antes, Napoleón había condecorado a Volta e impulsado la Escuela Politécnica de París.

Unos detalles que no pasaron inadvertidos al físico. Por eso buscaba a los políticos y dicen que tenía esas respuestas. Caución con el tal Faraday. Un genio.

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