sábado, 5 de febrero de 2011

¿A qué huele la lluvia? (I)

Es una de esas preguntas de respuesta engañosamente sencilla. Lo es porque, de simple, lo cierto es que sólo tiene el aspecto.
¿A qué huele la lluvia? ¿Qué es lo que produce ese olor tan agradable, que olemos cuando llueve? Porque, hasta donde sabemos, el agua es inodora.
Pues lo cierto es que, en los albores de este siglo XXI, la respuesta no la conocemos aún con exactitud. 

No tenemos una teoría única que la explique. Tan solo una suma de teorías parciales, que explican diferentes aspectos, pero no el conjunto.
Respuestas que pertenecen, además, a diferentes campos del saber científico. A saber: Biología, Geología, Física, etcétera. Empecemos.
Teoría biológica
La he llamado así por ponerle una etiqueta. Según esta hipótesis el olor de la lluvia estaría producido por casi todas las plantas y por algunas bacterias del suelo.
Las primeras al aprovechar cuando llueve, liberando semillas y olores propios que pasarían a formar parte de la atmósfera y que asociaríamos al agua de lluvia. Hace unas semanas tratamos, precisamente, este tema.
Y de las segundas, las bacterias, en concreto por una: la bacteria actinomycetes. Se trata de una bacteria de tipo filamentoso, capaz de crecer en condiciones extremas y cuya reproducción, basada en esporas olorosas, se favorece con las lluvias.
Es entonces cuando son liberadas y nuestro sentido del olfato las percibe. A favor de esta hipótesis está el hecho de que este fenómeno se ha reproducido en el laboratorio. 

Y el olor generado, dicen los científicos que es el mismo que olemos el resto de los mortales en los días de lluvia. Así que bien.
Teoría geológica
Esta segunda hipótesis está asociada a las rocas. Al suelo. Es conocida como “la de la esencia de roca” o la del petrichor.
Petrichor es el nombre que se da al olor de la lluvia, en aquellos terrenos secos donde no existe vegetación y, sin embargo, cuando llueve, huele el aire. De ahí el nombre, que etimológicamente significa  ‘componente etéreo de la roca’.
El término fue creado por dos geólogos australianos, I. J. Bear y R. G. Thomas y apareció por primera vez en 1964, en un artículo publicado en la revista Nature.
En él sus autores describen el proceso por el cual los aceites segregados por los vegetales en las épocas húmedas, quedan adheridos a la superficie de las rocas durante años. 

Para después ser liberados al aire cuando las moja la lluvia. Cuando ya no están dichas plantas. (Continuará)


3 comentarios :

Julita Fernández dijo...

Una entrada curiosa e interesante.

English sir dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mercedes R. dijo...

Os invitamos aver donde ha acabado esta entrada.
Muchas gracias por compartirla
http://tambienlalluvia2010.blogspot.com/2011/02/que-huele-la-lluvia.html
Doña Díriga